Disponerse para un encuentro virtual a través de las distintas plataformas que, pandemia de por medio, son parte de nuestros vínculos y relaciones sociales, no es lo mismo que prepararse para un encuentro persona a persona. Sin embargo, ambos buscamos lugares cómodos para mantener un diálogo descontracturado que nos permita abordar cuestiones políticas y personales sin que nos incomode la transposición de pantallas. Leandro González es Licenciado en Comunicación y hoy preside el cuerpo del Honorable Concejo Municipal de Santa Fe. Al cargo lo antecede una nutrida carrera política, enriquecida con la herencia que le dejó su padre, en la que el vínculo con la gente y la honestidad le fueron marcando el camino.
TS —Ya estamos a mitad de año. ¿Se van cumpliendo los objetivos del Concejo para este 2020?
LG —Sí, afortunadamente. Hoy el Concejo está compuesto por cuatro espacios políticos diferentes, que representan distintas miradas de los vecinos y vecinas sobre la ciudad. En el Plan Concejo 2020 tratamos de integrarlas ygeneramos una propuestanucleada en la idea de un Concejo abierto, participativo y transparente. Entendemos que el Concejo es el lugar para todas las voces ydebe ser accesible tanto desde el punto de vista físico como digital. Por eso incorporamos un conjunto de herramientas como una línea de WhatsApp, la presentación de proyectos de manera digital y un sistema de información legislativa que permita a los y las ciudadanas acceder a cualquier ordenanza o documento. Esto hace a la transparencia y a la información pública pero también al control ciudadano sobre los actos públicos. Estamos en un proceso de despapelización, que no sólo beneficia al medioambiente sino que también se propone disminuir gastos. Entendemos que es el momento para dar ese paso y, naturalmente, es un proceso que aceleró la pandemia.
TS —¿Qué opinás de las decisiones que ha tomado el Gobierno Nacional frente a la pandemia? ¿Se puede analizar la actualidad desde la dicotomía salud/educación?
LG —Nunca compartí ni comparto el analizar a la sociedad en clave de grieta. Creo que genera fanatismo, confrontación y hay sectores políticos que se han beneficiado mucho con eso. De arranque se tomaron decisiones acertadas y a tiempo, teniendo en cuenta que los sectores más vulnerables siempre son los que más padecen cualquier crisis. Sin embargo, y habiendo transcurrido varios meses, no se ha llegado en tiempo y forma a algunos sectores de la economía que están paralizados y sin ayuda. La política pública y el respaldo del Estado Nacional tiene que hacer que eso no ocurra y lograr que la ayuda planteada llegue al comerciante, la pyme, la industria, el deporte de barrio, los jardines maternales, el sector gastronómico, entre otros. Estamos en un país que no es federal, entonces se toman algunas decisiones que quedan en Buenos Aires y no llegan al interior, como pasa por ejemplo con el transporte. Por eso estoy convencido de que hay que volver a pensar en una Argentina con una mirada federal y no de grieta, es el desafío para todos.
TS —¿Por qué creés que, en las elecciones pasadas, la propuesta del progresismo de «superar la grieta» no logró convencer?
LG —Faltó que quienes pensamos más o menos parecido lográramos ponernos de acuerdo en algunos temas. Muchas veces la urgencia de las elecciones hace que algunos tomen atajos que rompen esquemas y procesos políticos. Ojalá podamos salir de eso, porque hay mucha gente que ve que Argentina no está bien después de los últimos 15 o 20 años. Creo que a la discusión hay que darla porque para eso somos militantes o dirigentes políticos que ocupamos espacios de poder. Hay que analizar qué cuestiones ajustar para que el frente progresista vuelva a ser una alternativa de poder, porque tiene los dirigentes y las condiciones para hacerlo.
Pero volviendo a tu pregunta, creo que también hay que destacar que en la ciudad hubo un camino distinto a estos blancos y negros, y la victoria de Emilio Jatón reflejó un deseo de los santafesinos de buscar proyectos de cercanía y de empatía. Marcó un cambio contundente en la ciudad, y es nuestra tarea consolidarlo.
TS —¿De qué manera influye la herencia de tu papá en tu interés por lo político?
LG —Ser hijo de mi padre ha sido una ventaja, me ayudó a abrir puertas y a tener preconceptos positivos de la política. En un momento me preguntaba si iba a poder estar a la altura de ese legado pero con los años entendí que uno tiene que ir demostrando que tiene condiciones para estar en el lugar donde está. En ese proceso estoy. Mi llegada a una política de gestión se dio a la par del fallecimiento de mi viejo en 2005. A partir de ahí fui haciendo mi camino. Primero me convocaron Carlos Iparraguirre y Leo Simoniello para la Secretaría de Seguridad Pública en 2008 y 2009 y luego, en 2011, para ser Secretario Administrativo aquí en el Concejo, donde diseñamos todo lo que eran los proyectos de extensión. Renuncié a un cargo que tenía en el Poder Judicial, y entendí que lo mío ya no iba por ahí.
TS —Empezabas tu carrera política y también comenzaba la aventura de formar tu propia familia. ¿Cómo se fueron articulando?
LG —¡Siempre pidiendo: paciencia! (risas). La actividad política es muy desgastante como cualquier actividad que, si la tomás con pasión, absorbe mucho de tu vida cotidiana. Con Bárbara nos casamos en 2005, ese año nació mi primer hijo Bautista y después de 10 años llegó Vicky. Son un punto de apoyo indispensable y el desafío es diario, no hay recetas. Mi familia me carga las pilas para poder afrontar la actividad, que tiene cosas lindas pero también mucho desgaste, situaciones de insatisfacción y de ingratitud. Muchas veces, en situaciones claves, me planteo qué haría mi viejo, trato de pensar y no perder esa guía. Porque detrás de cada problema, nota o pedido hay una persona que está pasando por una situación y eso es lo que un dirigente político tiene que tratar de resolver. Cuando al momento de resolver la dificultad es muy grande, quienes lo tomamos con pasión nos llevamos a la almohada una situación que no está resuelta. Es algo con lo que se convive y realmente no me imagino sin el acompañamiento ni apoyo de mis afectos.
TS —¿Qué cosas has aprendido en tu camino como dirigente político?
LG —Tengo muy en claro que, en la relación que se da entre el dirigente político y el vecino, es fundamental la honestidad y el ir de frente. Cuando uno no puede, tiene que saber decir que no. Las promesas vacías son lo que generan distancia y descreimiento de la política. No por un voto más vale todo. Soy una persona de diálogo que viene de la escuela de buscar consenso y espacios de articulación. En el medio puede haber discusiones políticas profundas o cuestiones encontradas, pero entiendo que los espacios legislativos son para buscar consenso y uniones, no confrontaciones. Trato de tener un perfil en el que se articulen cuestiones técnico/legislativas con acciones territoriales. Siempre insisto en el anclaje barrial que está en los clubes, las vecinales, las organizaciones barriales y de trabajadores. Es imposible planificar políticas públicas sin hablar con la gente ni con las organizaciones intermedias.
TS —¿En qué aspectos sentís que la pandemia cambió tu vida y tu carrera?
LG —El primer mes de pandemia hubo un corte abrupto que nos desestabilizó a todos y nos hizo transitar la incertidumbre. En la vida familiar son muchas las reestructuraciones y esperemos que haya una nueva normalidad donde cualquier chico pueda desenvolverse. Hay que planificar y el Estado está para eso. Esa planificación va a tener que incluir obligadamente temas transversales como el medioambiente y la salud. Va a haber, y de hecho ya hay, muchos desafíos en la planificación urbana y los dirigentes vamos a tener que estar a la altura. Aparecieron herramientas como el teletrabajo, nuevos protocolos que hay que cumplir, nuevas tecnologías para los procesos de venta y hay sectores que no pueden acceder tan rápidamente como otros. Frente a esas disparidades deberá intervenir el Estado, garantizando acceso igualitario y sobrellevando con creatividad esta nueva realidad.
Texto: Belén Bustamante
Fotos: Ana Paula Ocampo
Estilismo: Mariana Gerosa
Nombre de edición: Perfiles y personajes
Edición: N° 80