Leandro González es el actual presidente del Concejo Municipal de Santa Fe y busca renovar su banca en las elecciones del 14 de noviembre, ocupando el segundo lugar en la lista del Frente Progresista, que lidera Laura Mondino. De origen radical, hace hincapié en las políticas que propician la igualdad de oportunidades y la inclusión de vecinos y vecinas.
Equilibrar la ciudad
De cara a la votación general, Leandro reflexiona sobre la labor conjunta con Laura Mondino, que es concejal desde el 2017. En ese sentido, afirma: «Compartimos ya cuatro años en los que nos unió una visión de ciudad con un presente y un futuro mejor. A esto queremos construirlo con un Estado presente y cercano, para dar respuesta a las necesidades. Coincidimos en trabajar, junto a Emilio Jatón, en equilibrar la ciudad desde los barrios postergados hacia el centro, para achicar las desigualdades, pero también poniendo el acento en los sectores vinculados con la producción, el comercio y la industria».
Llevando estas ideas al plano de las acciones concretas, Leandro comenta que «vamos a seguir impulsando iniciativas que tienen que ver con el deporte y los clubes, el fortalecimiento del sector productivo y de los emprendedores locales, el acompañamiento a las instituciones y organizaciones de la sociedad civil».
Consultado acerca de cómo su espacio político está encarando esta etapa final de la campaña, expresa: «Fundamentalmente desde la cercanía y el diálogo con cada santafesino. Intentamos llegar a todos los barrios para tener de primera mano las diferentes realidades que componen la ciudad».
Cambio de paradigma
En el marco de los instrumentos que apuntan a construir una ciudad más inclusiva y sostenible, a finales de septiembre el Concejo aprobó los Códigos de Habitabilidad y de Patrimonio Urbano Arquitectónico. Estas normas fueron sancionadas por unanimidad, hecho que requirió un trabajo previo de acuerdo, tanto entre los integrantes de las diferentes fuerzas como de las diferentes organizaciones sociales, profesionales y empresarias.
En ese contexto, el rol de González como presidente del cuerpo deliberativo fue clave. Analizando dicho camino, asevera que «todo el proceso de discusión contó con una amplia participación. Desde que ingresaron los mensajes, mantuvimos reuniones con los colegios de profesionales, las universidades y organizaciones afines, como el movimiento “Mírame bien”, compuesta por personas con discapacidad visual. Les presentamos los proyectos para que incorporen recomendaciones. Quiero destacar el trabajo del concejal Lucas Simoniello, que fue el encargado de articular estas reuniones e incorporar los comentarios que recibimos». Acerca de la tarea interna, cuenta que «dentro de las comisiones trabajamos con las propuestas y modificaciones de todos los sectores, que ayudaron a construir las mejores ordenanzas posibles».
Sobre su papel en esa compleja articulación recalca: «El objetivo siempre es trabajar desde el consenso y la búsqueda de acuerdos que nos permitan no solo aprobar las iniciativas, sino lograr que sean las mejores para Santa Fe. Eso requiere diálogo y escucha genuina entre los cuatro espacios que componen el Concejo, habilitando todos los debates necesarios».
Acerca del impacto concreto que estas ordenanzas poseen sobre la vida cotidiana, González hace hincapié en los cambios positivos en la forma de construir y cuidar el patrimonio urbano.
Sobre el Código de Habitabilidad explica que «tiene como objetivo un cambio de paradigma. Se pone el foco en mejorar la calidad de vida, y pensar la ciudad a futuro. Por ejemplo, todos los departamentos, cualquiera sea el tamaño, van a tener que tener un balcón. Ya vimos durante la pandemia la necesidad de tener un espacio al aire libre. Además, se suman estrategias ambientales, porque se incorporan las energías renovables y los jardines verticales, entre otras herramientas para mitigar el cambio climático y adaptarse a sus consecuencias».
En cuanto a la ordenanza de Preservación del Patrimonio, aclara: «Introduce un cambio importante sobre el criterio que estaba vigente, que establecía que todos los inmuebles de más de 80 años eran patrimoniales. Eso dejaba afuera a otros que, por otras características, podían también ser patrimoniales, pero no cumplían con la antigüedad. Ahora se establecen reglas claras para desarrolladores y propietarios, determinando grados de preservación y tipos de intervenciones para cada inmueble», finaliza.
Texto: Juan Almará
Fotos: Gentileza Frente Progresista
Nombre de sección: Gestiones políticas
Edición: N° 86