“Nos asiste la razón y estamos dispuestos a resistir»
Diálogo tenso con Gustavo Castro
CU-¿Podrías esbozar un breve panorama del conflicto actual de la radio, sus antecedentes y pronóstico?
GC– En Radio Nacional Santa Fe somos 12 los contratados que estamos pidiendo, luego de 5 años de precarización absoluta, el pase a planta permanente. Una situación similar se da en distintos puntos del país. Lo hacemos después de una innumerable cantidad de acuerdos de palabra alcanzados, pero sistemáticamente incumplidos con distintos niveles gerenciales de Radio y Televisión Argentina (RTA). Si bien es una pelea dura, el pronóstico es favorable porque nos asiste la razón y estamos dispuestos a resistir todo lo que sea necesario.
CU– Si cada caso en la historia de la humanidad (no es desmesura) en que los protagonistas estuvieran asistidos por la razón hubiera tenido un pronóstico favorable, éste y más nuestro país sería un mundo paradisíaco. ¿Es inocencia, ingenuidad o fundamentalismo? Aquí lo más descuidado ha sido el ser humano en su máximo acto digno, el trabajo. Vos mismo afirmás la precarización absoluta.
GC– Tenemos claro que con la razón sola no alcanza, por eso es que en la segunda parte de esa misma frase dije que “estamos dispuestos a resistir todo lo que sea necesario”. De hecho, la razón fortalece nuestra decisión de no aflojar.
CU– Si bien es cierto que las radios nacionales atravesaron más crisis que buenos momentos, la ley actual de medios parecía augurar otro tipo de tratamiento ¿cuál es la respuesta de la AFSCA hoy?
GC– La ley de medios generó un escenario interesante para el desarrollo de las radios nacionales, cosa que efectivamente ocurrió –en dosis diversas- en cuanto a tecnología, infraestructura y contenidos. Completamente distinto fue el trato hacia el personal que se incorporó desde ese momento a las emisoras. No vemos que el AFSCA en este caso pueda tener intervención, sí el Ministerio de Trabajo.
CU– Si la cuestión ya tiene que llegar al Ministerio de Trabajo, es grave, Más aún, cuando lo único que se descuidó o se maltrató fue justamente el personal. ¿No está actuando el empleador del gobierno nacional y popular como cualquier privado expoliador?
GC– No tengo dudas de que necesariamente va a actuar el Ministerio de Trabajo porque lo nuestro es ni más ni menos que un conflicto gremial. De hecho, nuestro sindicato, la Asociación de Prensa de Santa Fe, viene elaborando una estrategia conjunta con sindicatos de otros puntos del país para accionar en conjunto por esa vía. Respecto de lo otro, la actitud de la conducción de RTA es efectivamente pésima, lo cual no significa asumir que el gobierno nacional es un bloque homogéneo, más aún en este aspecto. De hecho, varios dirigentes, militantes y hasta funcionarios kirchneristas nos hicieron llegar públicamente su solidaridad.
CU– Acá hacen falta actos concretos, no simbólicos. Como trabajadores, ¿previeron llegar a este quiebre?
GC-Desde hace un buen tiempo sí, cuando nos dimos cuenta de que toda nuestra cautela, prudencia, mesura y voluntad de diálogo terminaba inevitablemente convirtiéndose en derrota. Aún así, fuimos pacientes hasta hace un par de semanas, cuando una compañera tuvo un problema muy serio con su obra social, donde le avisaron que no le cubrirían una intervención quirúrgica porque RTA no había hecho los aportes y el contrato era de una precariedad tan grande que no la aceptaban como afiliada. Fue el detonante.
CU– ¿Acaso les hace falta una situación peor que la que mencionás donde el propio Estado está infringiendo la ley y perjudicando nada menos que la salud?
GC– Justamente por eso es que arrancamos las medidas de fuerza.
CU– Tengo como cierto que la mayoría de planta ejerce el llamado periodismo militante y las líneas editoriales son de clara adhesión al oficialismo nacional. ¿Cómo pueden seguir sosteniendo esa posición frente a la injusticia y a la contradicción con el declamado relato?
GC-Tenemos un concepto demasiado elevado del militante como para considerarnos tales. Un militante entrega su individualidad al colectivo de su espacio político, lo cual supone un sacrificio personal digno destacable. No es nuestro caso. Somos periodistas con opinión política, como cualquiera, y sí: simpatizamos en líneas generales con el proceso histórico inaugurado en 2003. No lo vemos como una contradicción a este conflicto, sino más bien lo contrario. Estamos ejerciendo los derechos que en distintos planos promovió el kirchnerismo: peleamos por trabajo digno, registrado, con salarios y condiciones laborales razonables y discusión de nuestros reclamos en paritarias. La contradicción, en todo caso, la deberían sentir los máximos responsables de la conducción de RTA.
CU– Me hablás de sacrificio de lo individual al servicio del colectivo, pero en este caso me suena a inmolación y a mesianismo. No lo estoy desmereciendo por el respeto hacia los jóvenes que son, lo que no se comprende es que mantengan la lealtad hacia un relato que se desdice palmariamente en los hechos.
GC-No creo que los militantes kirchneristas tengan tendencia a la inmolación o al mesianismo. Quien crea eso no habló con uno de estos jóvenes en su vida. Aún así, insisto en que no es nuestro caso, más allá de que tengamos una relación rica y fluida con muchas agrupaciones. Creer que una situación puntual en un organismo del Estado es suficiente para sostener que todo es “relato” es no entender lo que ocurrió efectivamente en estos doce años en la Argentina más allá del discurso mediático, sea opositor, oficialista o “independiente”. La realidad tiene muchos matices y este es claramente uno de ellos.
CU– Tengo un concepto de lo fractal, cada parte es idéntica al todo. En lo personal es casi continuo el contacto con jóvenes K y sí, reconozco que exageré con el término inmolación. No me hubiera gustado mencionarlo, pero en muchos noté conveniencia y no dudé en acusarlos de inconsistencia moral. De cualquier modo, también doy fe del altruismo de muchos de ustedes capaces de sacrificio y duele que este sea inútil.
CRÉDITOS: Carmen Úbeda
FOTOS: Pablo Aguirre