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La obra estrenó en el Foro Cultural el pasado 22 de mayo y su texto ya fue premiado por el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (Celcit) entre 468 postulantes de 25 países.

Serruya escuchó hace 25 años la noticia sobre un grupo de actores japoneses que era contratado para visitar a los ancianos con el fin de aliviar su soledad. Así, podían reconciliarse con un hijo que no veían desde hace años, reencontrarse con un amigo, revivir una tarde de amor.IMG_7465

Hoy esa historia es puesta en escena por él y seis actores. De un lado, Marcos Martínez, Cristian Buffa y Cecilia Saucedo en camarines y con la conciencia de la farsa que da vueltas todo el tiempo entre ellos. En el personaje femenino, la sensibilidad, las dudas y la crítica en Marión, en la juventud de Silvio la indiferencia y el egoísmo de conservar su luz propia, en Andrés, el mayor, el miedo al futuro inmediato y la nostalgia.IMG_7393

El frío y la oscuridad del lado de los viejos. Un Octavio de Eduardo Fessia ingenuo, un niño grande enamorado, y su opuesto Fidel personificado por Javier Bonatti, charlatán, con una verborragia imparable y un discurso veloz (hay un complejo trabajo de maquillaje de Mariana Gerosa en un actor al que se le sumó cincuenta años, en una actuación sin fisuras: camina, se ríe, habla sin parar, se levanta, mueve las manos, y uno olvida inmediata y armónicamente quien lo encarna). “Rompimos todos los manuales de la actuación, las reglas de la biología. Me jugué sabiendo que si salía mal me iban a matar, pero me quedé tranquilo cuando vi que la cosa caminaba”, dice el director. El tercer viejo, el que guarda más verdad, el de pocas palabras y una actuación impecable de un cuerpo con pocos movimientos y una cierta abstracción, está el Carrington de Marcelo Souza.

“Me preocupa el mundo de la vejez. Hay un contenido biográfico: estuve presente en todos los entierros de mis familiares, los he visto sufrir, padecer. La preocupación es hasta qué punto somos capaces de hacer lo que hacemos para ser felices”.

IMG_7408Con una idea oriental, pero atravesada por la lógica occidental que ubica al “viejo” en el rincón de lo desechable y lo inservible, lo silenciado, “Japón” estrenó en la sala del Foro Cultural. Con la dirección de Alberto Serruya, el texto de 47 páginas fue premiado por un jurado internacional, antes de su estreno en Santa Fe. Actor, escritor y director, Alberto cuenta: “Fue una idea que estuvo en mi cabeza y mi corazón dando vueltas. Terminé el texto hace unos años y lo envié en enero, en abril me avisaron por mail del Premio. Son esos sueños del pibe, una alegría enorme”. El premio tiene la publicación en soporte digital del Celcit, en papel en la revista mexicana “Pasos de Gato” y la puesta en escena en Buenos Aires.

Con momentos conmovedores, entre líneas de diálogos divertidas y profundas y personajes queribles, “Japón” sigue con funciones todos los domingos de junio en la Sala LaTreintaSesentayOcho a las 20.

“El trabajo con actores es una negociación, un trabajo en equipo. Uno tira una idea sentado en una silla y el actor la toma, hace un malabar y te devuelve algo que siempre es superior a esa idea. El que baja la luna y te la trae es el actor. A estos actores los convoqué uno por uno, los vi en mi cabeza, son quienes yo quería. Y siento que no me equivoqué”.

Créditos: Celina Di Notto