Santa Fe presentó, por primera vez, un Presupuesto con Perspectiva de Género (PPG) y se convirtió así en una de las primeras provincias en identificar en sus partidas presupuestarias aquellas políticas que contribuyen a cerrar brechas de desigualdad.

Con el fuerte compromiso político del gobernador Omar Perotti para lograr un desarrollo inclusivo de la provincia, este hecho histórico supone reconocer la importancia de contar con una cartera específica que abogue por la igualdad de género en todo el territorio, como es la Secretaría de Estado de Igualdad y Género. Y supone también transversalizar la perspectiva de género en todas las áreas de gobierno.

Algunos datos evidencian estas brechas. Respecto del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, en la provincia de Santa Fe su distribución es estructuralmente desigual: 9 de cada 10 mujeres santafesinas realizan estos trabajos domésticos no remunerados (quehaceres domésticos, apoyo escolar y cuidado de personas), que significan, en promedio, 6,3 horas diarias, mientras que en el caso de los varones, sólo 5 de cada 10 participan de estas tareas dedicando en promedio 3,7 horas, según la encuesta de uso del tiempo de INDEC 2013.

Por otra parte, según la Encuesta Permanente de Hogares, durante el primer trimestre de 2020, la tasa de desocupación de las mujeres para el aglomerado Gran Rosario fue significativamente más elevada respecto de los varones (14,9 % contra 11,3 %), y para el Gran Santa Fe fue de 7,1 % para las mujeres y de 5,5 % para los varones. En este último caso, particularmente para el grupo etario menor a 29 años, la tasa de desocupación de las mujeres jóvenes duplica a la de los varones. En el mismo sentido, la informalidad laboral también afecta de manera particular a las mujeres.

Sabemos que, todavía, las mujeres enfrentamos mayores obstáculos en el ejercicio de nuestros derechos. No sólo en el acceso al mercado laboral, sino también en el acceso a la vivienda, al crédito, a la propiedad, a un hábitat seguro. Queremos terminar con las desigualdades estructurales y potenciar la autonomía de las mujeres y diversidades en todos los ámbitos de la vida.

¿Por qué abordar la desigualdad de género desde el presupuesto?

En primer lugar, porque, así como los presupuestos públicos constituyen un instrumento económico, suponen fundamentalmente una herramienta política, de planificación gubernamental y de reasignación de recursos. Esto es, reflejan las prioridades de una gestión. No se trata tanto de preguntarnos qué es lo que el Estado gasta, sino principalmente qué es lo que el Estado hace. Y como los presupuestos no son neutrales, éstos pueden contribuir a profundizar brechas de desigualdad o pueden aportar a disminuirlas. Y, en segundo lugar, porque para avanzar hacia la igualdad se requieren políticas públicas concretas, y dichas políticas requieren, entre otras cosas, un presupuesto que las haga posibles.

Así, este recorrido que comenzó con el financiamiento y asistencia de la Agencia Francesa de Desarrollo, tiene como fin último reducir esas desigualdades estructurales de género.

El proyecto de Presupuesto con Perspectiva de Género, encabezado conjuntamente por el Ministerio de Economía y la Secretaría de Estado de Igualdad y Género, logró así incorporar, en esta primera etapa, 13 programas presupuestarios pertenecientes a 8 ministerios distintos, a partir de un fuerte trabajo articulado de todo el gabinete y sus equipos técnicos.

Indudablemente, este presupuesto presentado en la legislatura provincial es un camino gradual que recién empieza y que llegó para quedarse. Ya no podemos pensar en formular, diseñar, implementar y evaluar políticas públicas sin abordar el impacto diferenciado que tienen en las mujeres y diversidades. En este marco, el inmenso trabajo que se viene haciendo con la implementación de la ley Micaela es fundamental y constituye una vía de entrada para capacitar y sensibilizar a todas las áreas de gobierno en perspectiva de género.

Estas trece iniciativas identificadas con perspectiva de género incorporan programas vinculados a políticas de cuidado, violencia por razones de género, fortalecimiento de áreas locales de igualdad, prácticas profesionales e inserción laboral, acceso a la vivienda, derechos sexuales y reproductivos, género en ciencia tecnología y producción, educación sexual integral y el rol de las mujeres en las políticas de ambiente, entre otros.

Es muy importante resaltar que el Presupuesto con Perspectiva de Género no aborda únicamente políticas «referidas a mujeres», sino también aquellas que de algún modo poseen un impacto diferenciado sobre mujeres, varones y diversidades. Partimos de las preguntas: ¿El programa busca reducir la brecha de género? ¿Tiene reconocido impacto sobre alguna de las autonomías? ¿Incide en la igualdad de género? Un buen ejemplo de ello es la Tarjeta Única de Ciudadanía (TUC) del Ministerio de Desarrollo Social o las pensiones que otorga la Caja de Pensiones Ley 5110 de la Provincia, en las que las mujeres constituyen más del 75 % de las personas titulares. Del mismo modo, cualquier política que esté orientada a la puesta en valor de los trabajos y espacios de cuidado, puede no tener como beneficiarias directas a las mujeres, pero sabemos el impacto que tiene sobre ellas, dada la sobrerrepresentación que poseen en el sector.

Por último, cada uno de los ministerios involucrados no sólo asignó una partida presupuestaria específica a estos programas, sino que se comprometieron con metas físicas concretas, que permitirán medir su impacto real en la reducción de las desigualdades de género.

 

Texto: Celia Arena, secretaria de Estado de Igualdad y Género de Santa Fe 

Fotos: Dirección de Comunicación Institucional Secretaría de Estado de Igualdad y Género – Gobierno de Santa Fe

Nombre de sección: Género y Diversidad Sexual

Edición: N° 82

 

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