“La verdad es restregarse con arena el paladar y ahogarse sin poder gritar”, decir desesperado de Homero Expósito, que parece inaplicable al tema y a la conmemoración de este día. Los hombres que ejercen esta profesión u oficio, justamente, no tienen la misión de ahogarse sin poder gritar. Como los juglares, sus palabras replican hasta el último rincón de la tierra. Como ellos, trasladan los sucesos y, sus cantos, harán que el resto de los hombres conozcan el frío acontecimiento, la leyenda colorida o el chisme morboso, según su “inspiración”.
Volver al origen de todas las cosas es recuperar su esencia alterada,en ocasiones,por el devenir, no en su naturalezasino en las fantasías que sobre ellas se tejen. Asimismo, aunque se aluda a la idílica figura del juglar o a sunacimiento más prosaico, coincidente con la Bolsa y el comercio,la práctica sigue, con matices, idéntica al Medioevo (ser útil al pueblo o servir al señor).
Su nombre acuñado con cierta ambigüedad es PERIODISMO. Otro vocablo debelador que indica periodicidad: noticias entregadas periódicamente. En la actualidad, la pausa es inexistente. No hay descanso para quienes las reciben, en consecuencia, sí, dificultad para la reflexión. El fenómeno, por antonomasia, cuyo formato se expande como la maleza en incontables espacios televisivos y crea “escuela”, es el panelismo. Tienden a extinguirse los programas políticos auxiliares de la instrucción cívica y el pensamiento crítico. Otra forma de la propaganda, la técnica y el arte de la mentira más elaborada.
“La propaganda manda cruel en el cartel// y en el fetiche de un afiche de papel// se vende la ilusión, se rifa el corazón.”
El vestido copiado con terminacionesen vuelitosde JulianaAwada y el jopo ridículo de Donald Trumpeliminan de agenda la relevancia del encuentro desparejo entre el líder desquiciado del imperio y el presidente del fin del mundo. Los sesenta y cuatro años de la mujer de Macron y los treinta y nueve del electo magistrado francés desechan la importancia de haber evitado un nuevo “brexit”, peligroso para la comunidad europea y quizás para las transacciones comerciales de países emergentes. El embarazo “anticelulítico” de Berger y la incitación al aborto por parte de Scioli ocultan el estado de sus procesos civiles y penales.Largas peroratas sobrealgunas lágrimas de Carrió y sus raptos místicos o sibilinos (reemplazando la gordura y la falta de higiene) reducen los exabruptos de algunas, por exageradas, inciertas acusaciones lanzadas por la fáctica fiscal de la Nación. La enumeración podría colmarun sorprendente número de páginas.
Entre los nuevos protagonistas del periodismo argentino, integrantes del GRAN PANEL (GRAN BABEL), los hay mediocres, dicho con piedad, capacitados, informados, inteligentes, dignos de su profesión. Otros tantos, improvisados, ineptos, despreciables. Se evitaaquí nombrar a ciertos invitados recurrentes que ofician de provocadores, no mordaces sino morbosos. Su posición en círculo los iguala con el denominador común de la violencia verbal, antesala de la otra, por si se olvida. En cuanto a los conductores, los hay ecuánimes, sinceros o impostados y otros cuyas intencionesno hace falta interpretar,y el regodeo perverso sobre hechos rotundamente trágicos para el país: frotan sus palmas, carcajean con vulgaridad o repiten hasta la ofuscación el colapso de redes y teléfonos por un país pendiente de ellos —aunque el rating no supere los cuatro puntos—.
“El pueblo sólo necesita DIRECCIÓNpara hacer grandes cosas”, afirma Mariano Moreno, nuestro conmemorado prócer de este mes, en homenaje al 7 de junio fecha de inauguración de “La Gazeta” de Buenos Aires. Con el mismo fuego, desde su tribuna periodística,alentaba el desarrollo educativo y el fomento a las ideas de la ilustración; siendo intolerante, sin empacho, con el amor propio y una conducta atenta a mezquinos intereses personales que pueda comprometer la tranquilidad pública. ¿Es demasiado pedir que, esporádicamente,sus actuales colegas recuerden sus dichos y no que cada7 de junio lancen una mirada bobina a su estatua de bronce?
¿La medición del rating les deja conciencia para hacerse cargo de su responsabilidad?Junto con la educación llegan,nada menos, que a millones de cerebros humanos. ¿Es el periodismo una profesión? Definitivamente, sí, o al menos un oficio de extremo cuidado porque informa y forma. Las empresas que maximizan ganancias y trafican influencias no eximen al periodista de la idoneidad, la honestidad intelectual y el poder para combatir la ignorancia,en cambio de colaborar con su reproducción indefinida. También en este punto, deberían recordar al gran maestro y periodista Sarmiento que insistía con que, una vez soltada,“la ignorancia se vuelve atrevida”, muy peligrosa. Como todo lo que ocurre, tiene un comienzo: algo o alguien da el puntapié inicial para que se multiplique. En este caso, el desprecio por el oficio o por la profesión alienta la mentira. La espectacularización de la verdad (otra forma de su opuesta), la procacidad, el lenguaje soez, la estética del error con el fin de lograr una demagógica empatía y otros contagios son el veneno cotidiano.
Sin embargo, para hacer culto a la honestidad intelectual en la que aquí se insiste, remedando con humildad un Almafuerte del otro grande y pionero periodista Roberto Arlt, hay que salvar a la prensa escrita y buena parte de la radiofonía sin que importen sus líneas editoriales. La permanencia y volver sobre sus líneas, en el caso de la primera, enseña, ilustra y, mejor aún, le dan permiso a la reflexión (la pena es que tanto el desmejorado sistema educativo, la grotesca televisión, las peligrosas redes le ha robado protagonismo obligándola a tiradas cada vez más cortas y esfuerzos aún más sacrificados).
En tanto, resulta inconcebible que un conocido y encumbrado editor de esta ciudad afirme que el periodista debe equipararse con su público, simplificar sus dichos (insustanciarlos) y allanar su lenguaje (rebajarlo), detractando a aquellos más letrados con la prohibición explícita de citar celebridades (exactamente, el de mentas nombró a Nietzsche, Hegel y Marx). Sin palabras.
Más que bueno, es necesario, en esta conmemoración, emular a Sarmiento, Moreno, Arlt, Almafuerte, Ingenieros y otros dignísimos, pero escasos, referentes actuales cultores del estilo, la ética profesionaly la estética. Términos inseparables, porque toda ética supone una estética. Belleza no necesariamente es verdad pero cuánto la ayuda. Donde hay buen gusto, respeto, cuidado, educación también hay periodismo. Las buenas noticias o las notas en positivo alimentan el espíritu humano, como pretende TODA Santa Fe. La denuncia lo advierte, en tanto se someta a lo real y no a una construida realidad escandalosa. De lo contrario, habrá que desempolvar a Habbermasy aceptar con resignación que “la opinión pública(da) es una ficción de los Estados de derecho”.
Crédito: Carmen Úbeda