Es el senador rosarino por el Socialismo en el FPCyS, precandidato a gobernador, fue intendente de su ciudad dos mandatos consecutivos, es ingeniero civil. Dice que en la actualidad no tiene ídolos políticos y persigue un estilo propio.
TSF – ¿Quién es Miguel Lifschitz?
ML –Un integrante de una fuerza política pequeña, pero que ha crecido mucho en los últimos años: el socialismo. Una fuerza política de ideas, propuestas, principios, con una larga historia en la que yo me comprometí con apenas 18 años y en la que he permanecido y participado a lo largo de casi 40 años. Por otro lado soy un tipo común, un santafesino más, estudié ingeniería civil, me recibí y trabajé de ello varios años, tuve mi propia empresa constructora, pero después me dediqué a la vida pública, aunque siempre manteniendo una vida de ciudadano común, en el mismo barrio que viví toda mi vida, no usando el cargo político como un espacio de privilegio, sino de trabajo.
TSF – ¿Antes de los 18 años sabía que iba a ser político?
ML – No, tenía inclinaciones, como muchos jóvenes, por las cuestiones sociales por temas que tenían que ver con la vida política del país. En la universidad se canalizaron a través de una participación más directa y más comprometida en los centros de estudiantes y luego en la vida política partidaria. En mi casa mis padres eran docentes, por lo tanto se hablaba mucho de estas cosas.
TSF – ¿Por qué en el Socialismo?
ML – Ya venía con algunas ideas de mi familia, que no eran militantes políticos, pero que simpatizaban con las ideas de justicia social, libertad, igualdad, las causas de los países de América Latina, que sobre todo en la generación de los 70, tuvo mucha importancia; y dentro de las expresiones políticas de aquellos años me pareció lo más afín a mis sentimientos, mi forma de ver la realidad, a los valores que sostenía y por eso me vinculé a la Juventud Universitaria del Partido Socialista. No acordaba con aquellas vertientes que iban por el lado de la violencia, no venía de un hogar Peronista, por lo tanto tampoco tenía afinidad con las variantes del Peronismo y me incliné más por una fuerza democrática de centro izquierda como el Socialismo, no me arrepiento para nada.
TSF – En algún momento de su vida se dedicó al remo, ¿qué recuerda de esa época?
ML – Tendría 13 o 14 años, en ese tiempo tuvimos un gran remero rosarino, que era Alberto Demiddi (campeón mundial y medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, en realidad nacido en San Fernando, Buenos Aires, pero criado en Rosario) y eso me estimuló a meterme en la práctica de este deporte en Rosario Rowing Club, allí practiqué varios años, pero cuando ingresé en la facultad se me hizo difícil, es un deporte que requiere mucho entrenamiento y tiempo porque hay que trasladarse hasta los clubes del río, ahora no lo practico, pero cuando puedo me hago una escapada al río.
TSF – ¿Cuida su salud, le hace caso a los médicos, o descuida su cuerpo?
ML – La tarea política, sobre todo la ejecutiva, insume una gran dedicación, tiempo, responsabilidad, adrenalina, esfuerzo físico, emocional, mental, enfrentar situaciones difíciles, críticas, cuestionamientos, decisiones muy importantes. Esas circunstancias impactan sobre lo físico y sobre la vida integralmente. Ante eso, me cuido, hago gimnasia cuando puedo, pero la verdad que a veces es difícil compatibilizar la agenda. Trato de cuidarme en las comidas, aunque es difícil, trato de hacer vida sana, no fumo, con el alcohol soy cuidadoso.
TSF – ¿Cómo se distiende ante el estrés?
ML – Asimilo las situaciones, no soy un tipo de exteriorizar las tensiones, siempre en algún punto repercuten, pero para desconectarme un poco me tomo unas horas de relax, cierro el celular, me quedo en punto muerto y luego vuelvo a empezar.
TSF – ¿Qué le dio y qué le sacó la política?
ML – Me dio un proyecto de vida, la posibilidad de conocer muchísima gente, lugares y cosas que no hubiera conocido de otra manera, artistas, deportistas, dirigentes políticos, no sólo del país, sino de otras partes del mundo también, haber viajado mucho, hoy viajo por mi ciudad y veo obras que las imaginé, que pensamos, proyectamos y ahora están realizadas. Eso es una gran satisfacción, pero quita mucho tiempo de familia, amigos, vida personal, quita privacidad, es muy lindo el anonimato, hacer las cosas que hace cualquiera. En el caso nuestro, estamos expuestos porque hay gente que nos está mirando, más en estos tiempos de celulares y camaritas. Siempre hay que estar cuidando el personaje que uno es, se va construyendo una persona política y hay que cuidarlo permanentemente. Eso requiere esfuerzo, condicionamientos y limitaciones, pero es la otra cara de la tarea. También hay muchos otros sinsabores, críticas a veces infundadas, agresivas. Es parte del juego, pero no comparto la política sucia. Algunos la usan y hay que acostumbrarse a eso.
TSF – ¿Tiene registro de cuando comenzó a ser político y dejó de ser ingeniero?
ML – Sigo siendo ingeniero, porque la mayoría de mis funciones políticas tienen que ver con la ingeniería, empecé siendo director de vivienda, fui subsecretario de obras públicas, o sea: siempre las actividades que me dieron visibilidad pública tienen que ver con mi profesión. Por el año 82 u 83 se me hacía difícil mantener una actividad privada así que ya fui dejando la actividad profesional y quedé absorbido por la función pública y la actividad política. Pero hasta esos años, incluso siendo estudiante, trabajé en varias empresas, me gusta la profesión y me gustaba la vida empresaria, siempre digo que si no hubiera seguido mi carrera política me hubiera dedicado a la vida empresaria. Después de todo no hay tanta diferencia: administrar el estado es también administrar una empresa más grande, más compleja, pero finalmente una empresa.
TSF – ¿Quiénes son sus referentes políticos?
ML – De la historia política tengo como ídolo a Sarmiento, de todos los próceres, para mí, fue el que tuvo más mentalidad estadista, visión de futuro, condiciones y para mí es un modelo. De los dirigentes más contemporáneos tengo dos referentes: uno de mi propio partido: Guillermo Estévez Boero, y también Raúl Alfonsín, que a nuestra generación nos motivó muchísimo. En la actualidad no tengo muchos nombres, se trata de forjar un estilo propio.
CRÉDITOS: Sergio Ferreyra
FOTOS: Pablo Aguirre