VII

¿Tenía un lenguaje la ciudad

que fuera la pista para encontrarse?

La noche era una ruedita de hámster;

la caminábamos, infinitos.

Yo te miraba y vos

no buscabas nada.

Tenías esa manera 

de andar sin buscar.

Te encontré,

nos colmamos de luna 

y atravesamos un puente 

del que no regresaríamos

sin estragos 

sin cubrirnos la piel y

hablarnos tan cerca de los labios que

sintiéramos el calor de la palabra recién nacida,

su cuerpito aleteando suavemente

la mirada de un beso aletargado

la mínima distancia imaginable,

un brote de universo

olvidado por sus dioses.

(De “Este abismo, todavía”. La gota, Santa Fe, 2018)

Tiempos modernos

Una campana agitándose,

rasgando en el espacio

cualquier silencio.

Un gato entibiando su sarna

sobre el capot del viejo auto,

quitándose el asco de la gente.

El fuego que oxida los caminos

de quienes iban a encontrarse

y nunca en la inmediatez

abrieronsus ojos.

(Inédito)(

Lo que inspira Rosario

Alfredo Ariel Rossi (poeta) dice:

“Todo te quiebra/si no estás preparado/para el golpe” dice Rosario Caminos, en el poema IV de “Este Abismo, Todavía”. ¿Pero quién puede estarlo realmente? Y es que lo magistral de esta sentencia radica, precisamente, en la afirmación de lo callado, en la utilización de lo ausente o lo negado como recurso, como cuando en el poema II se nos afirma “el recuerdo no está/lo invento”.

El permanente juego elíptico o de opuestos que propone la escritura de Rosario, nos interna en un frondoso “bosquecito de cristal”, un universo de filos donde uno puede verse a menudo reflejado, y donde las combinaciones de luces y sombras nos sumergen en formas que pueden mutar según nuestra perspectiva. Pero la autora reconoce nuestra fragilidad y acude al rescate: “Te miro/sin acercarme lo suficiente/Temo romperte/como a esos bosquecitos de cristal que una aspirina/deja crecer dentro de un vaso”.

A través de esta bien lograda sutileza, nutrida con una lírica precisa y correctamente administrada, la autora consolida una propuesta poética que nos anima e inspira, y que nos muestra acaso la espesura de la profundidad como una manera de inducirnos hacia ciertos destellos, pistas ocultas que nos devuelven la fe más renunciada, la que nos interpela e impulsa a la humildad de reconocernos en la ingravidez de nuestro estado más íntimo.

Texto: Rosario Caminos

Poemario: “Este abismo, todavía”. La gota, Santa Fe, 2018 / Textos Inéditos

Nombre de sección: Inspiraciones

Edición: N° 74

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *