Tras dos años de encuentros interrumpidos por la emergencia sanitaria, 2022 nos ha dado la oportunidad de encontrarnos, cada dos semanas de manera sostenida en la quietud de las siestas, en Espacio TODA de Mercado Norte. A veces somos muchos, otras menos; ocupamos las mesas junto a las flores de Plantate o el espacio CoWorking; cada tanto pedimos un cafecito en Kèik y la apertura de La Bianca nos marca la hora de irnos. Todos los encuentros son diferentes pero siempre productivos, alegres, gratificantes.

Nos encontramos para leer buenos cuentos y para compartir proyectos. ¡Cómo no ser felices en esa compañía! Así lo dice Paula: «Cada sábado se repite el rito, se apura el almuerzo y se evita la siesta. Entonces, nos sentamos en ronda y empezamos a jugar con las palabras. A veces con las nuestras, otras con los textos que propone Susana. Así van y vienen los relatos, nos llevamos tareas para el próximo encuentro, de forma que en el ínterin no se apague la sed. Nuestro agradecimiento a Espacio TODA por la hospitalidad, por ser el lugar del encuentro y por esta antología que tanto nos gratifica.»

La incorporación de nuevos talleristas trajo a los grupos diferentes géneros, estilos y recorridos. Leímos cuentos de terror, fantásticos, realistas, autobiográficos y tratamos de enmarcar nuestros comentarios en la propuesta y el momento en que se encontraba ese escritor en particular. Aunque algunos de los miembros del grupo ya están publicando, trabajan en medios, hacen otros talleres o —incluso— hay quienes recién empiezan a ensayar relatos muy breves, alrededor de nuestra mesa todos nos escuchamos con igual respeto y admiración. La confluencia de recién llegados y de escritores con más recorrido ha producido un diálogo generoso que desde el primer momento buscó alentar la revisión, ampliar la lectura, confiar en el talento y la imaginación. Cada uno viene haciendo su camino y esta antología muestra lo que se ha cosechado.

Cada tanto, surge en los círculos de escritores una vieja pregunta: ¿Sirven los talleres de literatura? Creemos que sí. Ricardo lo explica de esta forma: «Una vez, escuché que a escribir se aprende escribiendo. El hecho de que se nos planteen consignas e intentemos armar algo con una idea en la cual no habíamos pensado es un excelente desafío. Solo —sin el marco de un taller, digo— no habría escrito muchos relatos. Los comentarios del grupo, las correcciones, sugerencias —sobre lo escrito a partir de las consignas o de un proyecto propio que se comparta— son fundamentales. Enriquecen lo que uno hace y que si no quedaría solo en eso: lo que uno hace.»

Cada uno llegó al taller con expectativas distintas. En palabras de Julia, «de buscar herramientas para la crónica y el perfil, a planear una novela; ese fue mi trayecto en el taller 2022. Empecé con intenciones de mejorar narrativamente determinados géneros periodísticos y llegué a animarme —e, incluso, soñar alto— con la ficción. Un giro inesperado, pero posible gracias a los aportes exquisitos de la coordinadora y la mirada del resto de los y las talleristas. El resultado de un intercambio generoso y enriquecedor». Para Virginia, la búsqueda fue otra: «Hace poco más de un año me sumé al taller de TODA. Buscaba algo presencial para desintoxicarme de tanto Zoom, entre otras expectativas que no vienen al caso. Superó todo lo que esperaba. Encontré un lugar donde me prestan los oídos que no consigo en otro lado —por vergüenza o por no molestar—. Descubrí los “disparadores locos de Susana” para escarbar profundo hasta obtener una idea que pueda desenredarse sobre un Word. También obtuve compañeros detallistas, que no dejan pasar ni el más mínimo error para que los cuentos luzcan mejor —o mueran si no tienen salvación—. Esta antología es una muestra condensada del trabajo arduo y el compromiso de este grupo y su docente.»

La propuesta del taller incluye la lectura de un relato por encuentro, el comentario de un libro por mes y la revisión atenta de los borradores de los talleristas, la cual motiva anotaciones y comentarios hechos al calor de la emoción y el entusiasmo. El segundo semestre se le prestó mayor atención a la construcción del personaje, pero continuamos ejercitando nuestra mirada crítica sobre los textos, la solidaridad y la cooperación. Nos propusimos sugerir, compartir inquietudes, preguntar, proponer, desarrollar la aceptación de la crítica y la paciencia para volver al texto y mejorarlo; pero —sobre todo— acompañarnos, hacernos amigos, intercambiar con otros escritores.

¿Qué nos deja este año de taller? Héctor dice: «Me deja el hábito de la pregunta con un despliegue de posibilidades dentro del proceso creativo a las que no había tenido acceso hasta el momento. Encuentro también en este espacio la escucha y atención necesarias para pensar respuestas más allá de la racionalidad o de la interpretación, despojadas de una mirada convencional de las cosas. Digamos que aprendí a ver con los oídos.»

Y nos deja estos relatos que presentamos aquí, que muestran el trabajo de algunos de los asistentes. También el impulso de empezar a soñar con el año que viene y el deseo de volver a encontrarnos. Ya se habla de hacer encuentros lisos de por medio en verano, de no alejarnos demasiado. No es difícil pensar qué hacer en 2023: más de todo esto que contamos. Más amistad, más lectura, más escritura, más encuentros. Somos muy felices así.

 

Integrantes de la Antología Literaria Digital

Beatriz Bertea

Paula Condrac

Héctor Degiovanni

Luciana Kees

Santiago Leoni

Virginia Noreira

Ricardo Perren

Julia Porta

Claudia Taliaferi

Coordinación: Susana Ibáñez

 

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Texto: Susana Ibáñez

Nombre de sección: Literatura

Edición: N° 91