Acaba de terminar su programa de radio “El cuarto poder”, Guillermo nos espera en el hall de la radio para invitarnos a dar comienzo a la entrevista en el estudio de grabación anexo. Claramente afable, el periodista con record en trayectoria de programa periodístico en la radiofonía santafesina nos comparte, humildemente,  su historia, sentires y anécdotas en últimas tres décadas en los medios locales. Lejos quedó su título de abogado y su paso por las canchas de Rugby, hoy sus hijos el motor de su vida, el golf  su “buena terapia” y la radio su segunda casa, desde donde se sensibiliza a flor de piel con los con los grandes dramas de la vida cotidiana de sus oyentes.

TS- ¿A qué hora arranca tu día?

GT-Mi día, a las cinco. primero estaba yo en la gerencia de noticias y después empezó el programa d la mañana, que empezó el domingo a la mañana y luego de lunes a viernes, primero a las siete y después fue a las seis y media y posteriormente a las seis. Cada vez me hacen levantar más temprano.

TS- Venís de una tradición de periodismo, tu viejo fue periodista -de hecho la gerencia de noticias tiene su nombre-

GT- Sí, mi viejo era periodista, locutor,  abogado, y profesor de Educación Democrática. Yo cuando era chico jamás me imaginé trabajar en la radio, no estaba dentro de mis planes. Empecé a estudiar derecho, prácticamente en el segundo año de Derecho sentí la necesidad de independizarme y vine acá a la radio empecé con la redacción porque primero se debía escribir antes de hablar y después empecé en la parte de noticias de la radio, luego me recibí de abogado y tenía que decidirme entre la profesión que había estudiado y la radio. La radio siempre fue muy pasional para mi, elegí la radio y colgué el título

TS-En algunos sectores se sostiene que fuiste uno de los mejores movileros de la historia de la radiofonía de la ciudad ¿Considerás que transitar un móvil es un paso inevitable para alguien que quiere hacer radio?

GT-Si, el móvil primero porque es una de las actividades más lindas y desafiantes y segundo el móvil supone todo: supone narrar, supone interpretar la realidad de lo que tal vez en un estudio no podés ver, supone mucha creatividad, creo que es el último paso, el móvil conjuga todo: conjuga información, creatividad, narrativa, la expresión, interpretás hasta el gesto de alguien mientras estás hablando. Yo no sé si fui uno de los mejores, pero en aquel momento cuando hacía móviles no había internet, por ejemplo, los diarios de Buenos Aires llegaban a las  9:30 de la mañana, o sea que uno tenía que salir  y encima con cuarenta kilos encima, llevaba una radio, un VHF con una batería de motos, un grabador, pero fue una época divertida, fue una época muy interesante.

 

TS-¿Qué fue Jorge Conti en tu carrera periodística?

GT-Fue un valor importante, prácticamente al programa lo iniciamos juntos, “El cuarto Poder”  Conti era el hombre que ponía la pausa y la reflexión, era indispensable en un programa, no significaba que pensemos lo mismo, en muchos temas discrepábamos mucho, pero era no solamente para el programa  sino que me parece que fue un hombre imprescindible para todos los programas donde estuvo. Era el hombre que ponía en ese momento la cuota de reflexión necesaria de parar la vorágine informativa.

TS-¿Cómo pasaste la época del Proceso? ¿ya estabas en la radio?

GT-Yo viví la última etapa del proceso en la radio, o sea prácticamente de Malvinas en adelante, un poquito antes, no era fácil pero tampoco era fácil comprender lo que era en aquel momento el periodismo. Cierta vez, por ejemplo, Organismos de Derechos Humanos me llamaron para hacer una nota en la clandestinidad, Y bueno, yo gravé la entrevista en una oficina del centro y al otro día a las siete de la mañana, la di al aire y a los diez minutos estaban  la policía, los servicios de inteligencia, pero creo que formaba parte de las reglas del juego, tal vez era inconciente en ese momento porque recién arrancaba pero después hubo momentos fuertes.

TS- ¿Cómo cuáles?

GT- Por ejemplo en la Guerra de Malvinas recibiendo un comunicado diciendo que aquel que difundiera una información que no era oficial corría el riesgo de ir preso tanto el periodista como el propietario o director de la radio. Eso fue un tema de censura muy expresa y después, poco a poco me parece que nos fuimos animando. Incluso hasta casi desafiando, porque en las primeras manifestaciones a favor de la democracia, yo casualmente hacía móviles en esa manifestaciones y uno estaba en la manifestación y estaba la policía y los servicios al lado. Era bastante amenazante. Yo no viví los momentos más duros, yo viví la última etapa, en el cierre. Prácticamente ingrese a la radio cuando el gobierno militar se estaba retirando después de la guerra.

TS- ¿Qué considerás que te dio el periodismo y que le diste vos a él?

GT- Yo creo que lo que me dio es una forma de vida. A medida que fue transcurriendo la vida me di cuenta que –haciendo referencia a la radio- muchas veces pasó a ser mi primer hogar, en vez del segundo. Cuando empezás a establecer esa comunicación con la gente es un algo realmente conmovedor, ese ida y vuelta, hablo más en micrófono que en mi casa, por ejemplo. Yo no sé qué es lo que le aporté al periodismo, me parece muchos años de mi vida y tal vez alguna trayectoria y algún record de programa periodístico, cómo lleva veinte años el programa que estamos haciendo, pero yo creo que hay algunos secretos que tienen que ver fundamentalmente con la humildad, en esto cuando uno cree que llegó, evidentemente se cae.

TS- ¿Cuál es la clave del periodismo?

GT-  Muchas veces saber escuchar en vez de hablar,  no tanto saber decir sino saber escuchar. Me parece que es una clave importante y escuchar todas las voces, todo el mundo tiene derecho a expresarse aunque disientas. Esto no deja de ser un tema interesante

TS- Pasaste por la gráfica y por la televisión

GT- Si, la televisión allá en el año 93 hacíamos el programa periodístico “Entre líneas”, que fue una experiencia verdaderamente importante, en el viejo cablevideo, fue un ciclo importante. Después hice parte documental, con algunas satisfacciones como el caso María Soledad, como el caso Suppo, diversos temas. Hice mucho de entrevistas personales, que es un tema que me gusta mucho. Por la gráfica, alguna colaboración al diario local, fui corresponsal del diario Perfil, escribí un libro: Monseñor, sobre el caso Storni. Y también agencia de noticias por internet.

TS- Que notas te quebraron

GT- Aunque parezca mentira, no recuerdos casos específicos, pero si uno no se quiebra con personajes públicos sino con problemas cotidianos de la gente. En la época de la inundación, donde tuvimos que laburar mucho acá y donde uno hacía de todo, de pronto cuando llega un padre tratando de buscar a su hija que estaba internada en neonatología del Hospital de Niños y el hospital estaba a cuatro metros bajo de agua ponerte en el papel de periodista es muy difícil,  a mí me pasa esto de ponerme en el papel del otro y esas son las cosas que te quiebran, las experiencias personales, el hombre que perdió el hijo en el accidente de tránsito, el padre que buscaba al nene en plena inundación, el hombre que perdió todo. Los quiebres son con los grandes dramas de la historia cotidiana. Hay otro tipo de entrevistas donde uno se emociona, como por ejemplo estuve hablando una hora y media con Ernesto Sábato, y estar frente a la sabiduría de la vida te emociona. O una entrevista con Favaloro, son cuestiones que te llenan desde lo espiritual y lo intelectual. Estar con la madre de María Soledad Morales, en el lugar donde mataron a la hija, a las doce de la noche, solos, y comprender el dolor de una madre, y no se hasta que punto vos podés  tener un micrófono en la solapa, no?

TS- Nombraste, dentro de los casos que dijiste recién, como estaban muy marcadas las relaciones filiales.  Sabemos  que te enorgullece hablar de tus hijos, ¿Te considerás un padre presente?

GT- Tal vez uno no le dedicó todo el tiempo posible que debería haberle dedicado a mis hijos, pero mi viejo murió cuando yo tenía seis años y yo idealicé la persona de mi viejo. La reconstruí históricamente, porque no lo tuve entonces por referencia: tu viejo era de tal forma, tu viejo tenía este tipo de valores, y bueno yo fui reconstruyendo eso. De ahí yo creo que traté de tomar una imagen y traté de no defraudarla, a veces se logra o y a veces no, porque uno lo idealiza, no lo tuve pero, creo que fue esa imagen que me marco y, por casualidad, termine trabajando en la misma radio desde los dieciocho años.

TS- Definamos casualidad también, nada es casual

GT- Si, puede ser que haya una predisposición genética que uno no conozca.

 

Pasiones

TS- ¿Qué fue el Rugby en tu vida?

GT- una de las pasiones de mi vida, yo jugué en Liceo,  el rugby fue mi pasión hasta los veinte y picos de años donde la rodilla no dio más y ahora otra de las pasiones es el golf, hace poco empecé a jugar al golf y descubrí también que es un despeje mental interesante y también es una grata compañía compartir cuatro o cinco horas por día con alguien y sacarte un poco de la cabeza la radio, la computadora, lo que pasa, me parece una buena terapia, y desde que arranque soy fanático.

TS- Es tu terapia el golf o hacés terapia?

GT- Si hice, no se si sirvió de mucho o no. Yo soy un tipo de mucho autoconvencimiento de las cosas, entonces, yo se que es importante como  ayuda en momentos difíciles, pero yo trato de superarme yo, porque es mi forma de ser, no se ir de otra manera que superarme yo. De chico, madre viuda, a los 25 años agarré un bolso y me fui a recorrer Europa, a laburar de cualquier cosa, me hice un curso de radio en Suecia y de paso laburaba  de todo un poco, Volví, me puse las pilas otra vez a laburar, siempre fui bastante autosuficiente en ese sentido. De tratar de superarme, de ponerme metas y objetivos y tratar de llegar. En ese sentido, como cuando me propuse estudiar, hice  la carrera en tres años y medio, yo me recibí a los 21 años de abogado y laburando, Cuando redactaba en la radio, mi meta era hablar por radio, y cuando hablé por radio  mi meta era hacer un móvil y cuando hice el móvil la meta era hacer el programa, y ahora ya no se que queda.

ANECDOTAS: Un tiburón blanco en el Paraná

En aquel momento en la radio trabajaba un corresponsal de Agencia de Noticias de Noticias Argentinas. Las noticias se escribían y se colocaban en una tabla entonces venía, sacaba la tabla y levantaba el teléfono, hablaba a Buenos Aires y le pasaba a NA todas las noticias nuestras, y a nosotros nos daba un poquito de bronca. Un día escribimos que había aparecido un tiburón blanco en el Río Paraná, con determinadas características. Entonces levanta el teléfono a NA y dice: ¡tengo una bomba!  Apareció un tiburón blanco en el Paraná, nosotros nada, decíamos: “no se la come nadie”, al otro día tapa del diario La Nación, “Tiburón blanco en el Paraná” encima acá en el Paraná había ingenieros rusos porque estaban proyectando el Paraná Medio, vinieron de la revista Gente, con fotógrafos, periodistas buscar el tiburón blanco, vinieron representantes de la embajada Rusa, a ver si los ingenieros habían visto el tiburón blanco. Se armó un quilombo,

TS-  ¿y cómo salieron de esa?

GT- el tiburón desapareció bajo la superficie.

 

TEXTO: Marcelo Jorge

FOTOS: Pablo Aguirre