Sobreviviente de años de violencia de género bajo la forma de sujeción a la prostitución.

El 3 de marzo TODA abrió su calendario —en su espacio dentro de Mercado Norte— con la presentación del libro Después, la libertad, de Elena Moncada, sobreviviente de años de violencia de género bajo la forma de sujeción a la prostitución. En su primer libro, Yo elijo contar mi historia, publicado en 2013, dio testimonio con voz desgarrada de años de explotación y abuso. «No sabía qué sentido darle a todo lo que me había pasado», explica hoy Elena en su nuevo libro al recordar aquellos años, cuando empezaba a articular una nueva voz, «y con el tiempo aprendí que cada uno de nosotros tiene una tarea que hacer, y que todos podemos contribuir a que el ciclo de la vida continúe».

La audiencia multitudinaria que la acompañó sabe de esta lucha y colabora con ella de diferentes maneras: Elena habla de repartir preservativos por la noche a las chicas que siguen en las esquinas, de dar refugio a mujeres que escapan de situaciones de violencia, de formar a las nuevas generaciones en el respeto mutuo. 

A la presentación, a cargo de su hija Érica y de sus amigos Santiago Seghesso y Susana Ibáñez, le siguieron preguntas y reflexiones por parte del público que dieron muestra del compromiso de muchos con la causa abolicionista. Elena sostiene que la prostitución no es un trabajo y no puede reglamentarse como si lo fuera porque, de ser así, se estaría legalizando la explotación sistemática de los cuerpos de personas vulnerables. «Vienen por nuestras niñas», advierte. «La educación en el respeto es el único camino.» 

Este segundo libro es un paso importante en la transformación que siente que transita. Elena resume su vida con un tono de mesura y aceptación que contrasta con el resentimiento que afloraba en Yo elijo contar mi historia. Explica de qué manera logró construir una nueva vida, por un lado a través de la escritura de aquel primer libro y, por otro, gracias a vínculos con otras mujeres con el mismo deseo de salir adelante ayudando a otros. Con lenguaje llano y claro comparte qué entiende por feminismo humanista, por qué cree que «prostitución y trata son dos caras de la misma moneda» y, especialmente, por qué adoptó la postura abolicionista. Ha pensado el último capítulo como una serie de reflexiones, cartas, preguntas y anécdotas para crear conciencia en las instituciones acerca de problemáticas relativas a la violencia de género y la prostitución. Este capítulo puede ser de utilidad para quienes coordinen talleres de ESI, porque recopila preguntas que surgen con frecuencia en esos talleres e historias que pueden actuar como disparadores del debate.

«Espero que este nuevo libro, que empieza como testimonio del pasado y del presente y termina mirando a las escuelas y al futuro, ayude a entender las ideas por las que lucho», escribe Elena: «Lucho por un mundo sin violencia y sin explotación, en el que todos tengamos la posibilidad de estudiar y de trabajar en lo que elijamos libremente». Libertad, palabra clave en la vida de una mujer que se reinventa cada día cuando toma la palabra para cambiar el mundo.

 

Texto: Susana Ibáñez

Fotos: Ignacio Platini

Edición: N° 79

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