Es inminente la llegada de la primavera. El espacio de esta revista en el Mercado Norte lo sabe porque así se lo indican los colores de las plantas en el stand vecino. Carina llega puntual a la cita junto a su hija Clara, ambas predispuestas y de buen humor para lo que sigue: fotos, charla, mates. Carina Radilov Chirov escribe, lee y es docente en Sunchales, su lugar en el mundo, donde el horizonte es una línea difusa y llana, que siempre la invita a irse con la literatura y la mirada.
“Que el texto se configure como poesía o narrativa tiene que ver con una intensidad o una materialidad en la poesía y con la presencia insistente de un personaje en la narrativa”. Así concluye Carina una extensa respuesta sobre el formato en que le es dado expresar su literatura. Hasta el momento, editó dos libros, uno de poesía (“Flor del Llano”, editado en 2009 por el sello Nunca tengo razón, de Rafaela, y reeditado en 2010 por Espiral Calipso, de Rosario) y uno de cuentos (“donde empieza a moverse el mundo”, por Editorial Nudista, de Córdoba, en2014). Tiene un poemario próximo a editarse.
CRCh-La narración me interpela a partir de los personajes. Empieza a circular alguna idea de un personaje en mi cabeza y cuando aparece así sé que la idea va a ser un cuento. El nombre o una escena en que veo a ese personaje me queda dando vueltas. Yo no reescribo tanto. Sí pienso mucho la trama, o más bien pienso las escenas, veo al personaje haciendo algo y a partir de esa escena que visualizo empiezo a escribir. En cambio, mi relación con la poesía es más material. Todos los que somos escritores algo hicimos en la infancia en relación con la escritura, obviamente. En mi caso, hacía listitas de palabras. No era poesía ni narrativa, eran listas de palabras que me gustaban o eran extravagantes para mí, por eso asocio a la poesía con la materialidad de la palabra.
TS-Tus poemas tienen listas de viejas revistas, de distintos tipos de hombres, de objetos que visten una habitación, de humos y aromas en una tarde. ¿Cuáles son las listas o los temas que te gustaría abordar desde la poesía, que aún no hayas abordado?
CRCh-No sé si hay temas que me gustaría abordar. Así como digo que la narrativa se me presenta a través de escenas, la poesía intenta capturar algo de la fugacidad, de lo efímero, de eso que ahora está constituido de una manera, pero es temporal. Entonces de allí me viene la necesidad de nombrar y hacer una lista de lo que hay y lo que se ve, con la necesidad de aprehenderlo. Por eso no pienso en temas, no digo “voy a escribir sobre la muerte” o “voy a escribir sobre tal cosa”. Sí, por supuesto, me movilizan ciertas escenas propias, íntimas, subjetivas que vuelven reiteradamente y me interesa ver cómo puedo explorarlas. Más que en los temas que me falta abordar pienso siempre en las dificultades de abordar cualquier tema con el lenguaje. Esa es una pregunta reiterada.
Carina organizó el Ciclo Poesía Elástica junto a Analía Giordanino. Se conocieron en el año 2008 en el “festipoet” de Rafaela y, después de varios encuentros más, formaron sociedad.
CRCh-En ese momento [año 2010], en Santa Fe no había tantos ciclos de lectura de poesía. Siempre lo pensamos desde este concepto de la elasticidad, en cuanto a no invitar solo lo que gustaba mucho, no invitar solo a los amigos (viste que suele suceder), sino mezclar: edades, estilos. Y, sobre todo, respetar la palabra de los poetas como lo central. La música funcionaba como un acompañamiento. La idea de elasticidad también tenía que ver con la circulación del ciclo. Lo hicimos circular entre Santa Fe y Sunchales. Hubiéramos querido que anduviera más lugares.
TS- ¿Qué rescatás de la lectura en voz alta?
CRCh-La lectura en voz alta, su sonoridad y el acompañamiento que genera producen un instante de comunicación y comunión que, si es intenso, es irrepetible. Como el teatro: una escena, un momento que estamos todos acá, que estamos escuchando y no se repetirá.
TS-Hay matices que solo existirán ahí
CRCh-Claro, en ese instante. Esa cualidad tan efímera y única de la lectura en voz alta me fascina. En el aula también me fascina. Yo siempre digo que si me pagaran trabajaría de eso: de leer en voz alta. Hay un goce en la materialidad de la lectura y circula algo simbólico a partir de que se comparte la palabra y el silencio. Me parece un espacio muy democrático, por eso también me gusta que se dé en el aula.
TS-Ya que hablás del aula… En tu obra literaria está incluida la docencia. ¿Incluís tu obra en la tarea docente?
CRCh-No. Yo doy clases en un bachillerato para adultos, entonces hay algunos alumnos que me han leído, sobre todo el libro de cuentos, y me han hecho comentarios. Sin embargo a mí me costaría mucho instalar mi propia obra en el aula porque a veces uno no tiene mucho para decir al respecto y, aparte, es una sensación muy extraña esa de analizar y desglosar tu propia criatura (risas). Sí me gusta mostrarles mucho a autores que están escribiendo ahora para que vean que la literatura se está haciendo, que existe, que sucede, que no está encerrada en el libro, hablar del proceso de escritura.
TS- ¿Se sorprenden cuándo ven los temas y el lenguaje de los escritores actuales?
CRCh-Sí. El otro día estábamos trabajado en el EMPA con géneros y estilos y les llevé la Escolástica peronista ilustrada de [Carlos] Godoy, que tiene su grado de provocación, y quedaron sorprendidos. O les leí el comienzo de El Guacho Martín Fierro de Oscar Fariña, una relectura del Martín Fierro, en clave tumbera. Hay pocos lectores de literatura contemporánea, en todas las edades. Se sigue asociando la poesía a una cuestión más romántica, de belleza y palabras sofisticadas. Con los cuentos sucede que dicen “no pasa nada en este cuento”. Tiene que ver con la expectativa que se tiene respecto de los relatos, debe ser que vemos demasiado cine de acción, y norteamericano.
TS-Nos acostumbramos a una ficción sin subtramas y cuando algo la tiene se torna invisible.
CRCh-Sí, es muy difícil de captar. Y son los cuentos que más me gustan. Creo que hay que contagiar esa literatura, recomendarla a los amigos. En Sunchales no se consigue tanto, pero acá hay muy buenas librerías.
TS-¿Cómo es tu relación con Sunchales?¿Para la gente, sos la profe o la escritora? ¿O ambas?
Antes responder, Carina mira a su hija Clara, que sigue cebándonos mate, para encontrar ayuda. Ella no duda: “las dos”.
CRCh-Mi relación con Sunchales es esta: estoy siempre parada ahí, pero mirando el horizonte, tratando de irme con la mirada. Tal vez la chatura del paisaje obliga a buscar una altura y yo la encontré en los libros. En resumen, tengo una relación conflictiva con Sunchales, pero acepté que es mi lugar en el mundo, lo va a ser por bastante tiempo. Quizás en otro momento hubiera querido irme de ese contexto, quizás el paisaje me resultó asfixiante. Creo que entré en ese momento en que si me voy extrañaré el horizonte, el potrero, el viento norte.
Crédito: Mariano Peralta
Fotos: Pablo Martínez