A modo de escenografía construida para el encuentro, la Sala Cervantes de ATE Casa España, proyecta su impronta histórica y replica los ecos de múltiples lenguajes sobre Agustín Falco, joven cineasta santafesino que se reconoce heredero de la impronta neorrealista de Fernando Birri y al mismo tiempo de un cine documental del realismo francés que tiene su núcleo en la literatura de Juan José Saer.
Agustín encuentra en el teatro el germen de su dialéctica con el mundo que lo rodea que con el tiempo transforma en historias que son “tomadas” por el objetivo de su cámara para producir imágenes visuales que dicen de una manera inédita aquello que conmueve identificándolo. Con una multifacética formación y trayectoria dentro de los medios audiovisuales locales, nacionales e internacionales, el gestor cultural de la imagen, apuesta a la unión de distintas ramas artísticas en una sola: “el cine”.
TS- ¿En qué momento surgió tu pasión por el cine? ¿Cuáles fueron tus primeros acercamientos?
AF- Hay toda una historia familiar tanto de mi mamá como de mi papá que son del ámbito del teatro, a pesar de que no es lineal, desde chiquito tengo recuerdos de ir a ensayos y de acompañar a mi viejo al lugar donde construían escenografías. En algún momento de mi infancia, empezamos a agarrar con algunos amigos la cámara de mi papá, una vieja Panasonic 8000 y a hacer alguna toma e inventar cortos, inventar historias. Después intenté la escritura, y lo abandoné en la adolescencia, dejé de lado todo lo que tenía que ver con el arte hasta los 18 años, lo cambié por el deporte. Mientras estudiaba filosofía, fui al taller de cine de la Universidad, el que dirige Raúl Beceyro y ahí hice mi primer cortometraje, mientras que paralelamente hacía otro con unos amigos.
TS-O sea que tu búsqueda fue ininterrumpida ya que estabas inserto en un mundo que te decía del cine
AF-Por supuesto, yo empecé yendo al videoclub con mi papá y creo que antes de los 13 años ya había visto todas las películas de Hitchcock que estaban en la videoteca. Me acuerdo que a los 12 años enganché en la televisión “2001 odisea al espacio”, mal doblada y una copia horrible y con cortes comerciales incluso, y dije: “acá hay algo nuevo, algo que no se puede decir de otra manera y que esta dicho inéditamente”. De hecho, es muy difícil decir qué es el cine en sí específicamente como arte. Uno se da cuenta en determinado momento, y son momentos personales, en el que vos decís este tipo tuvo que hacer una película para decir esto porque no había otra manera de hacerlo.
TS-¿Qué experiencias han sido claves en tu formación como cineasta? ¿Y qué personas o qué lugares han sido importantes en la construcción de este perfil profesional?
AF-Los momentos importantes son sin dudas algunas películas que vi y me marcaron como realizador, y también obras de otras ramas artísticas, determinados libros, artistas visuales. Cuando me encuentro con algo así y digo:“acá hay algo que me conmueve, algo que va más allá de lo racional”. De hecho yo me conmuevo muy fácil. La personas son los maestros que fui cosechando como Raúl Beceyro, Rolando López, ni hablar de Fernando Birri que no fue maestro formal mío, no lo tuve frente al aula, pero trabajamos con una película, un film escuela.
TS- ¿Qué es lo que distingue al espectador de cine santafesino?¿Cuál creés vos quees el vínculo que hay entre el espectador de cinesantafesino y el cine santafesino?
AF-Partamos de que hubo vínculos que se rompieron entre el espectador de cine santafesino y el cine en general. Esta fue una ciudad donde hubo 24 cines funcionando simultáneamente. Hoy hay dos cines que tienen corte de entradas. Yo creo que los vínculos se están empezando a recomponer, no están recompuestos y no es muy buena la expectativa, pero tengo la esperanza que pase un poco con el cine lo que está pasando con el teatro. Yo creo que el espectador de cine santafesino espera ver inevitablemente ciertas temáticas y ciertos paisajes. Cuando hacemos cortometrajes o productos audiovisuales no pensamos en el público santafesino, sabemos que está incluido porque el audiovisual requiere pensar en públicos más grandes. El cine santafesino es, de alguna manera, heredero de la escuela de Birri, porque después se disgrega la tradición o esa impronta en principio neorrealista de Fernando, hacia un cine más comprometido en lo social y de corte documental de la escuela del realismo francés que tiene su núcleo en la literatura de Saer, esas son las dos corrientes con una raíz en común:“Juanele Ortíz”.
TS- ¿Qué es lo que hace que una película conmueva?
AF- Las películas producen como despertares gnoseológicos, una identificación con ciertos personajes que uno los encuentra parecidos a uno y se enfrentan a situaciones que nos retrotraen a nuestra propia experiencia. El cine es de actores, pero de actores y de personajes, incluso en la película más vanguardista hay un rasgo de identificación. En todo caso cuando en las películas no hay un trabajo de dramaturgia es a propósito, es un elemento que también puede llevar a desencadenar ciertas emociones.
TS- ¿Qué es Mucha siesta Cooperativa limitada? ¿Y por qué una cooperativa como modalidad de trabajo?
AF- Es reciente la cooperativa formalmente, un grupo de realizadores que venimos trabajando cooperativamente juntos hace cinco años sin serlo, decidimos conformarla. Algunos de los miembros son cooperativistas y tiene muchísimas ventajas laborales: hay una administración centralizada en la voz del conjunto y gran parte de la ganancia puede estar volcada hacia lo artístico. Mucha siesta en este momento acaba de terminar una serie y tiene dos series más para filmar de televisión, un largometraje documental ganado por concurso en el INCCA y estamos gestionando la realización de dos largometrajes de ficción. Con Mucha siesta estamos logrando hacer lo que tiene que lograr, para mí, el cine, el audiovisual, en sus orígenes nace como una curiosidad técnica, pero nace como ese intento de unir distintas ramas artísticas en una sola. Bregamos por generar productos que signifiquen reunir a distintos actores del quehacer artístico santafesino en un producto industrial.
TS-Tenés un amplio recorrido por canal encuentro, por INCAA, ¿son circuitos que elegís por convicciones ideológicas, son circuitos donde es accesible mostrar la producción de un cineasta del interior?
AF-Hay dos cuestiones ahí, en principio, una de las personas que más me ayudó en el desarrollo profesional fue Mauricio Minotti, que es el director de la productora santafesina que se llama Malchiko, que realiza muchos contenidos para Canal Encuentro y para señales de TV y también canal oficial tanto provinciales como nacionales. Hay que decir que el gran productor audiovisual del país, el más grande, lejos, es el Estado y además todo lo que realizo tiene una convicción ideológica pero no partidaria. Considero muy positivo dos grandes momentos políticos de la sociedad argentina, uno es la Ley de Cine, que es mejorable pero permite la realización de películas en una mayor escala. Y otro es la ley de Medios.
TS- ¿Cómo fue el recorrido para que una producción local tuya llegue a festivales internacionales y qué significan esas menciones, esos premios?
AF- Fábula, es el corto que ganó un premio como mejor guión del Instituto Nacional de Cine que se llama Historias Breves, se hace todos los años y yo salí en la edición número siete con otros ocho cortometrajes. Eso te da una pantalla de comercialización muy grande a pesar que el cortometraje no es un género comercial, es decir, no tiene recupero, no corta entrada. Sirve como presentación de los realizadores y tuvimos la suerte que fue elegido para la muestra argentina en Cannes entre otros cortometrajes. Entonces se estrenó ahí y después, por gestiones mías y de la cooperativa, lo enviamos a otros festivales y fue teniendo su recorrido y reconocimientos.
TS- Contanos algo de tu reciente trabajo H13
AF-Habitacíón 13 es una serie de televisión que tiene como premisatrabajar sobre la modalidad de tapón escenográfico, es la modalidad más común en la sitcom norteamericana, en las que hay un solo decorado y se utiliza para filmar en serie todos los capítulos uno atrás del otro. El decorado es la habitación 13 de un hotel pero cada capítulo es unitario, o sea que son distintos, de manera tal que lo que une a cada capítulo es el lugar donde sucede. El lugar es como el personaje de esta historia y además, el único personaje que se repite es el conserje del hotel, que está interpretado maravillosamente por Raúl Kreig. Rubén Von der Thüsen es el director de actores; él es supervisor de todo el registro y se paseaba por cada capítulo para dirigir a los actores y nosotros para chequear la parte narrativa. Armamos un engranaje que llegó al día del rodaje con ensayos encima, con dirección de actores y con las modificaciones en el guión que nosotros veíamos que surgían.
Agradecimientos: ATE Casa España
CRÉDITOS: Ezequiel Perelló
FOTOS: Pablo Aguirre