Acerca de Breve Tratado del Viento Sur. Antología Poética de Patagonia Argentina.Prólogo y antología de Eduardo Bechara Navratilova (Bogotá: EditorialEscarabajo, 2017).
En Viaje de un naturalista alrededor del mundo (1839), un aventurero inglés de 24 años llamado Charles Darwin anotó: “23 diciembre: Llegamos a Puerto Deseado, en la costa de la Patagonia (…) y nos preguntamos: ¿desde cuándo existirá así esta llanura? ¿Cuánto tiempo durará aún esta desolación? ¿Quién puede responder? Todo lo que hoy nos rodea parece eterno. Y no obstante, el desierto hace oír voces misteriosas que evocan dudas terribles.” Salvando las distancias, Breve tratado del viento sur puede leerse como un libro de respuestas provisorias a esas incógnitas fundamentales.
Durante el siglo XIX la representación en primer lugar literaria y luego pictórica del sur como un “desierto” terminó siendo, lamentablemente, una invención macabra funcional al genocidio étnico. Pero en otro sentido, esa idea de desolación, llevada al plano del campo literario, podría ayudarnos hoy a cuestionar los mandatos de lectura con que el centro metropolitano –la cabeza de Goliat, como la llamó Martínez Estrada– nos coloniza desde nuestra más tierna edad escolar. ¿Es acaso un desierto literario el sur? ¿Quién puede responder? ¿Cuáles serán esas voces misteriosas que no conocemos? A Eduardo Bechara Navratilova, hermano latinoamericano, viajero explorador de nuestra geografía poética, le debemos el trabajo titánico de recoger y coleccionar esas voces para que tengamos la oportunidad de escucharnos en ellas y así descubrirnos.
En este libro conviven noventa poetas, entre inéditos y consagrados, naturales de la Patagonia o procedentes de distintos puntos de nuestro país y del Chile vecino –como Goya, La Plata, Capital Federal, San Fernando, San Carlos Sur, Rosario; Puerto Montt, Osorno y Punta Arenas–, que son estudiantes o se dedican a la docencia, al diseño gráfico, a la comunicación, a los emprendimientos familiares, a la abogacía. Sus existencias han confluido en el extremo sur de nuestro territorio y entretejen en una especie de Cueva de las Manos una trama heterogénea de huellas y vivencias –porque no olvidemos que detrás de cada palabra, de cada retrato, tenemos una historia de vida– a la que estamos invitadas e invitados a asomarnos para enriquecer nuestra concepción del mundo y por qué no de la mismísima literatura argentina.
En el prólogo, aparece Macky Corbalán hablando de un trabajo cultural al margen de la burocracia estatal y del circuito canónico. “A este espacio, dice ella, le llamo espacio cimarrón”. Sin dudas, es éste el espacio donde se sitúa la presente antología, aportando un testimonio contundente de que eso llamado de manera habitual “poesía contemporánea argentina”, entendida como algo institucionalizado, no puede ser más que un fantasma o un ídolo. Esta antología hace estallar ese tipo de categorías hegemónicas, ya que una de sus mayores fortalezas es la de ser una selección hecha puerta por puerta, caminado, escuchando y observando. Bechara no sólo dio cuerpo a una utopía, sino que además le puso el cuerpo, para que se haga realidad.
El historiador del arte Ernst Gombrich ha
dicho: “No existe realmente el arte; sólo existen los artistas”. Nosotros
podríamos decir, a la luz del Breve tratado
del viento sur y del feliz presentimiento de las antologías por venir: No
existe realmente la poesía contemporánea argentina; sólo existen las y los
poetas de Argentina. Cumpliendo el deseo de Isidore Ducasse, aquí la poesía es
hecha por todes. A pesar de los pesares, somos un pueblo poeta. Y enhorabuena
que así sea.
ORACIÓN PARA ESPERAR EL COLECTIVO
Liliana Ancalao
señor de los desamparados
que esperan el colectivo
no permitas que se apague esta llamita
defendida a puro sol sobre la escarcha
que el colectivo venga pronto
pues la espera
amontona cenizas en la frente
y tengo que apalearlas y hacer señas
y asomar los ojos a la ruta
aunque las venas duden
tironeando
señor de los desamparados
que no pase de largo
como si yo no fuera capaz de andar descalza
como si yo no fuera propensa a la ternura
como si fuera una chapa
un poste nadie nada
y que no venga lleno señor
porque se salen con la suya
entonces patas y empujones
en un boleto me suicidan la sonrisa
y me resigno animal al matadero
que no demore señor hoy hace frío
y no llegan los sueños hasta el alma
en el filo de este riesgo no me culpes
si abandono un segundo la trinchera
y alcanzo a maldecir
la
madrugada
ALTAS LLUVIAS EN LAS MONTAÑAS
Anahí Lazzaroni
Demasiada es el agua que fluye en las cercanías,
los caminos han sido fracturados por el temporal.
Las noticias son estridentes. Los obreros trabajan.
¿Cuándo será esta pobre ciudad una ciudad sin urgencias?
Pájaros sobre las copas de los árboles sin hojas:
Sigue su curso la vieja madre naturaleza.
4 de julio, 2006
IX
Luciana “Tani” Mellado
A veces el amor nos brilla
como piedras mojadas
en la costa.
Su humedad aceitosa
se derrama
sobre las capas
del tiempo.
El paradero de la luz
entre su forma
le bordea los tintes
con detalle.
Todo es perfecto,
Lauro,
hasta que sopla
el
viento.
OVEJA
Silvia Rodríguez
La oveja teje
mejor que nadie.
Hila su propia lana
en primavera
y mientras nacen hijos
anda puro descarne
donando leche y lana.
De todos modos
la oveja
siempre
tiene lana
para dar.
En los pequeños
espacios
del fuego,
oveja y araña
son hermanas.
Hilo y lana
son sagradas preguntas
a las respuestas
del
enorme silencio.
CON ESTA FORMA
María Inés del Carmen Arce
Con esta forma
o con otra
escribir es escribir para el silencio
para la laguna de espejos
aun sabiendo que allí los pescadores
buscan peces
para el remolino de polvo
que vuelve sobre sí mismo
para el viento que se frena
entre las hojas
basta escribir
para
no decir nada
SOMOS
Rubén A. Curricoy
Somos
partes de algo del pasado.
palabra en el viento.
en parte raíz y en parte tronco.
somos.
el legado de nuestros mayores.
lo que nos dejaron en la memoria.
la voz de la tierra y el eco del cielo.
somos.
hijos de la madre y del padre.
nietos del sol y de la luna.
hermanos del manke y del pangue.
del ñanko, del kutral y de la ko.
somos.
el canto del tiempo.
el que ha quedado de nuestro pueblo.
su reflejo y su brillo.
el que buscamos en nuestro ser.
Somos. mujer, hombre, niño y anciano.
che
y tierra. somos gente de la tierra.
ENCRUCIJADA
Gustavo Werffeli
Plantar preguntas
esperar
verlas florecer
una tras otra
despertar
un camino desconocido
plantar
salgalo que salga
DiegoE. Suárez