Esta humilde columna, además de compartir pensamientos y reflexiones variadas, tiene como fin ayudar a los amigos en general en el tránsito por esta vida, a veces tan viciado.
Es por eso que nos hemos dedicado a la tipificación de algunos estilos masculinos, con la idea de ayudar a saber de antemano, a qué nos estamos enfrentando a la hora de salir de cacería al mercado del amor. Antes que nada, definamos nuestro objeto de estudio: el chongo.
Chongo: Dícese de aquel macho con el que no salís ni tenés mayor vínculo, pero dejás que te entre.
Vamos a empezar con un clásico:
El chongo militante de izquierda
Este modelo de macho te viene con el manifiesto comunista de regalo.
Integral, austero, abnegado, crítico, disconforme.
Ya superó ampliamente los veinte y cursa segundo año en alguna carrera de humanidades.
Aprendió a leer de muy chico en el baño con los volantes que traían a casa papi y mami, así que es ahora un ávido lector y escritor de poemas que no le muestra a nadie.
Pantalón ombú o alpargatas pueden verse en este espécimen.
No siempre se encuentra bañado.
No se encrema. No se afeita. No se depila ni se recorta la pelambrera. No se masturba con frecuencia porque está ocupado militando.
Pene con comba a la izquierda o hacia arriba. Generoso de armamento y laburador en la cama.
Romántico soñador que no hace regalos porque no quiere alimentar el consumismo de esta sociedad alienada y alienante. Te regala un morral o unas alpargatas hechas a mano para tu cumpleaños.
No lo seduce el matrimonio y es pro concubinato porque no quiere tener que darle explicaciones de su amor al sistema.
Sabe cocinar con nada. Calienta agua en una botella de plástico, si hace falta, para cebarte mate.
Lejos de los boliches y el reviente nocturno, sus primeras salidas fueron a fogones con los camaradas, donde aprendió a tocar la guitarra y a cantar 456 versiones de “Hasta siempre” y “Rasguña las piedras” para destacarse y enganchar a alguien.
El termo y la remera del Che son sus mejores amigos.
El macho militante de izquierda no quiere una novia ni una esposa, quiere una “compañera” que disfrute con él de recitales gratuitos, tomas de colegios y facultades, de tener una huerta orgánica en una maceta, de combatir juntos al maldito capitalismo.
Este chongo siempre va a poner por delante la compatibilidad ideológica y no te va a tocar una teta hasta que no te siente en un café a charlar y le digas que estás de acuerdo con todos los puntos programáticos de su partido. Una vez que estén de acuerdo, ya estés afiliada, vayas a un par de marchas y repartas la prensa obrera, te llegará el momento del amor.
Posiblemente te amará con Silvio Rodríguez y su Unicornio Azul de fondo. O la negra Sosa. O León Gieco. Porque el militante de izquierda tiene sexo con vos, no está teniendo sexo, está haciendo la revolución en tu cuerpo. Está sembrando futuro.
Existen muchas chances de que también esté debutando con vos, porque las reuniones o las diferencias políticas lo han alejado de cosas tan burguesas como la casita de carne. Por este mismo motivo también te va a ser fiel. El zurdito te cambia la fantasía del trío por la de hablar como Lenin en una asamblea. El sólo hecho de pensar en un volante o un megáfono le provoca una erección gigante. Su ateísmo no le permite practicar el misionero, así que posiblemente te penetre de espaldas para no ver cómo te cosifica.
Suele vivir con papá y mamá hasta que ellos le presten una casita porque te dejó embarazada y al primer descuido te va a llenar de hijos con nombres tales como Camilo Gómez o Vladimir González.
Optar por este modelo de chongo tiene un tinte romántico y añejo que otros no pueden garantizar. Una joya clásica.
CRÉDITO: Romina Mazzola
ILUSTRACIÓN: Lucas Cejas.