Existen diferentes historias acerca del origen de la palabra cóctel, que proviene del inglés cocktail, la más conocida se desprende de la etimología del término; cock quiere decir gallo y tail, cola. Aunque no existan registros se cree que la denominación es porque los tragos se decoran en un extremo de la copa y en sus orígenes usaban coloridas plumas, otra versión indica que “cola de gallo” era el nombre de una de las primeras y más populares mezcles que se hacían al comienzo del 1800 a base de aguardiente, azúcar y bitter.
La popularidad de los tragos puede parecer un boom del momento, pero en realidad fueron protagonistas de fiestas y acontecimientos desde el siglo XVII.
Leo Coyote, escritor español, describía al Dry Martini, para mí humilde opinión el más famoso de los cocteles, como “Un trago frío, elegante, poderoso que te atraviesa la garganta provocando un placer infinito penetrando las entrañas como un arma blanca”. El actor Humphrey Bogart en sus años de oro lo bebía en los sets de filmación dicen que al final de sus días y nadando en whisky, dijo: “nunca debí cambiar los Martini por el escocés”. Las damas no se quedaban atrás, Dorothy Parker cantaba: “con mi tercer Martini estoy debajo de la mesa, con el cuarto debajo de mi acompañante”. La actriz y cantante Marlene Dietrich aseguraba que sólo elegía amantes que bebieran martinis. Como las memorables peleas entre Frank Sinatra y Ava Gardner y sus respectivas reconciliaciones Martinis mediantes.
Este genial trago debía tener su historia, yo me inclino por la norteamericana que ubica su cuna en San francisco en el año 1860 en la localidad de Martínez, donde un buscador de oro disimulaba su ginebra de mala calidad con un poco de vermouth blanco seco. Existe una placa que data de 1874. No es fundamental saber dónde y cómo nació lo importante es saber cómo lo disfrutaron los distintos personajes de la historia y del cine. El director Luis Buñuel no concebía la vida sin su Martini que bebía religiosamente todos los días a las seis de la tarde. Tenía una formula extraña: colocaba todo en la heladera: coctelera, gin, copas y el hielo a 20 grados bajo cero a continuación ponía 6 cubos de hielo en un vaso le agregaba media onza de vermouth extra seco lo batia y descartaba el líquido agregando el gin y volvía a batirlo. Resultado, el hielo solo perfumado por el vermouth y el gin daba un placer frio, seco y profundo. Hay algunos buenos catadores que opinan que basta que solo un rayo de sol atraviese la botella de vermouth y llegue hasta la copa es suficiente perfume para el gin (exagerado).
Winston Churchill dejaba cerca del gin la botella de vermouth para tomar un trago virtual. Staling le gustaba con un poco de limón y cuando estaba reunido con roosvlt en Yalta este se disculpó porque no tenía limones. Stalin urgente mando a trasplantar un limonero desde Georgia (Rusia) su provincia natal, para que la paz entre los aliados se firmara entre Martinis a su manera con un twis de limón (lo que nosotros conocemos como “clarito”).
Ernest Hemingway festejó la liberación de París con un Martini en el Ritz hotel.
El que pateo el tablero fue james bond al pedirlo agitado y no revuelto. Lo exigía agitada toda la mezcla en coctelera lo cual era una locura porque asi la bebida se agua demasiado y el resultado no es lo mismo, y lo que es peor lo pedía con vodka en vez de gin, ósea, un trago marxista justamente el.
Ingredientes para preparar mi Martini:
10 cc. De vermouth extra seco
60 cc. De gin
1 aceituna verde
Hielo
Procedimiento:
Llenar un vaso mezclador grande de vidrio con hielo. Revolver con una cuchara larga hasta enfriar el vaso. Descartar el sobrante de agua. Verter el vermouth y el gin frio. Revolver 20 seg. Colar en una copa de Martini. Perfumar con una aceituna verde y sentirte un dandy o una lady.
Continuará…
Mario Bass
Fb: Vinoteca Mario Bass