Entre el murmullo de las voces se distingue una melodía muy suave que propone un instante de encuentro en el disfrute musical. Si uno cierra los ojos pareciera que las voces desaparecen y solo quedara la música, que se abre paso desde uno de los rincones de la fiesta con timidez, para ser partícipe de lo que ocurre entre el roce de las copas y la espera de algún anuncio. En pleno evento, Quántica afina las cuerdas, el piano y la guitarra y se dispone a crear un clima ideal para la celebración de las coincidencias.
El proyecto comenzó a tomar forma en 2011, cuando Georgina Prendes y Marina Regali fueron convocadas por un reconocido hotel de Santa Fe para participar de un ciclo musical. Con un repertorio que incluía desde canciones de película hasta música celta, vistieron las cenas de los viernes y sábados en un principio y, posteriormente, se agregaron los jueves. Al violoncelo y al violín se sumó la guitarra de Ramiro Pierozzi, que llegó para quebrar la estructura clásica tradicional y proponer una mezcla particular que empezó a caracterizar al trío. “La incorporación de Ramiro nos permitió ir explorando un repertorio de los ´80, que era nuestro fuerte en aquel momento. La idea siempre fue proponer algo variado y, si bien partíamos de la música clásica porque a partir de ella nos formamos, nuestra intención fue ir creando distintas versiones y probar otras cosas”, relatan las mujeres.
En pleno auge, el proyecto tuvo una pausa, en la que una de las integrantes se involucró en otro grupo para tocar en fiestas con una formación de piano, violín y violoncelo. La propuesta tuvo tan buen recibimiento que, posteriormente, decidieron fusionar ambas formaciones para conformar Quántica, un quinteto que funciona completo o por partes y del que también participan Javier Benítez y José Collasius, recientemente incorporado tras la salida de Ivón Garau, pianista que formó parte del grupo hasta abril de este año. “Somos un grupo que trabaja junto o separado según lo que se solicite. Nos fuimos volviendo todo terreno porque vamos readaptando el repertorio”, aseguran.
La fusión se genera a partir de los distintos perfiles de cada integrante y se evidencia en la combinación de géneros como el clásico, el tango y el rock. No le temen a lo distinto y se animan a ir probando todo tipo de propuesta que va surgiendo en el camino. Lo distinto convive en una misma agrupación que funciona a la perfección. “La idea es incorporar arreglos o variaciones propias del grupo a las canciones que nos gustan. Eso también le da una impronta propia o sello personal a lo que hacemos”, señalan.
Por lo general, se los encuentra mezclados entre la gente o en algún rincón del espacio desde donde crean el clima que ameritan la gente y el evento. “No es lo mismo que te estén mirando como si fuera un show a que te estén escuchando mientras comen o charlan. Eso define cómo nos vamos a posicionar y a qué le vamos a apuntar, si a hacer algo más llamativo y con más fuerza o algo que acompañe las conversaciones de la gente. Cuando el murmullo es fuerte la idea no es competir con él sino bajar y tocar algo más tranquilo”, cuentan.
Se presentan en eventos corporativos, ciclos musicales en bares y todo tipo de ocasión que los convoque. Celebran que, tanto en las fiestas como en los eventos en general, cada vez haya más espacio para lo novedoso y las expresiones artísticas. “No sabemos qué va a estar de moda el día de mañana pero nosotros nos vamos a adaptar, porque el grupo tiene esa dinámica de dar lugar a las ideas que surgen constantemente y apuntan a cosas nuevas”, aseguran. Trabajan con la convicción de que hacer lo que les gusta es lo que los mantendrá vigentes en el tiempo.
En Facebook se los encuentra como @quanticasantafe. En YouTube tienen material en video en la cuenta Quántica.
Texto: María Belén Bustamante
Nombre de sección: Ritmos y compases
Edición: N° 62