A los 61 años, Luis Mino cosecha los logros de una carrera sacrificada, marcada por los desafíos y la perseverancia. Con la pasión con la que relató tantos partidos históricos para el fútbol, cuenta detalles de una vida en la que hizo de todo menos dejar de pelear por sus sueños.

 

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El equipo de TODA espera en la recepción. Escalones de madera antigua hablan, contando que en Aires de Santa Fe hay adrenalina, empuje, cosas que decir y ganas de decirlas, información, amigos, pluralidad y sobretodo, alma. Luis Mino, su director, llega unos minutos más tarde de lo pautado disculpándose. Viene de hacerse uno de los tantos chequeos médicos que se realiza con frecuencia.

“Me fue bien. Mírenme, ¡tengo 61 y estoy perfecto!”, se ríe, mientras Pita, su mujer y compañera, le alcanza la vestimenta para hacer las fotos. “Soy un fanático de chequearme la salud. Me cuido mucho porque creo que es importantísimo que mis hijos me tengan. Quiero estar bien por ellos, por mí y por el proyecto. Soy un obsesivo por cumplirle a la gente y, cuando hacía Para Conocernos, me pasaba los días enteros de los fines de semana devolviendo el material que me prestaban. Un día, me dieron palpitaciones y me asusté, pensé que me moría. De ahí, me quedó la costumbre de controlarme seguido. Le tengo mucho miedo a la muerte”, cuenta.

El año pasado, la radio cumplió diez años desde el momento de su creación. Se construyó con perseverancia, paciencia, pasión y convicción. “Tenía 49 años, me sacaron amarilla en donde trabajaba y también hubo cosas que no me gustaron. Podía haber intentado volver a algún lugar donde me había ido bien, pero me la jugué y decidí poner una radio”. Mira hacia su alrededor en una oficina en la que predominan el blanco, el negro y el gris y en cuyas paredes hay fotografías monocromáticas que cuentan, en imágenes, distintos momentos de su extensa carrera en el periodismo.

“Todo empezó ahí”, dice señalando una en la que se lo ve con una bocina gigante. “Corría el ´78 y quería un trabajo para bancarme los estudios. Tenía un equipo de potencia, un giradiscos y una casetera. Así nació la propaladora del pueblo, en Coronda. Arriba de las torres de 25 metros, donde estaban los satélites de televisión, coloqué las bocinas y, todos los días, dos horas a la mañana y dos a la tarde, hacía radio. Había nacido para eso, porque enseguida ya empecé a pensar estrategias para ganar audiencia y clientes y a transmitir boletines de LT9 y LT10 cada media hora. La gente iba por la calle escuchando las noticias del día”, relata. Se llamaba LM5 y era una radio en miniatura que creció, amplió su alcance y conquistó a la audiencia hasta 1991, año en que la vendió. “La tuve que dejar porque tenía muchos trabajos, pero fue mi primera fuente de ingreso importante de dinero que me permitió comprar mi primer auto”.

Su etapa como universitario es una época que recuerda con los más precisos detalles. Estudió Ingeniería Hidráulica porque así se lo imponía el mandato familiar. “Dejé de cursar en la mitad de la carrera porque fui sincero con mi papá, pero me quedé con ganas de haberme recibido. Creo que al viejo le dejé pendiente esa cuenta”, dice Luis, como pensando en voz alta. Enseguida, recobra el entusiasmo con el que viene relatando su historia, contando que recuerda uno por uno los apellidos de los docentes “porque me acompañaban mucho. Veían que yo la peleaba debatiéndome entre lo que verdaderamente quería hacer y la carrera, y soportaban incluso que me fuera antes de las clases cuando ya tenía mi trabajo en LT9 y tenía que ir a cubrir vestuario, entrenamientos o relatar algún partido”.

Fue en LT9 donde hizo sus primeros pasos, pero no duró mucho. Corría la década del ´80 y se le ocurrió seguir a la Selección Argentina en una gira por Europa, en la previa del mundial de España ´82. “Siempre fui de enfrentarme con cosas imposibles y arriesgar. Entiendo que, en la vida, si no arriesgás no vas a poder conseguir cosas y, cuando uno arriesga, es porque quiere llegar a algo más. Vivir la vida estando loco es una decisión. Por ser loco, conseguí todo lo que tengo”, sonríe. Consiguió habilitarse por la AFA, viajó a Buenos Aires y se reunió en Ezeiza con sus compañeros de viaje. Periodistas como Larrea, Fontana, Carrizo y Muñoz aguardaban junto a apellidos tan reconocidos en el fútbol como Menotti, Pasarella y Grondona. “Me preguntaron cuánta plata tenía y les dije que llevaba tres mil pesos. Me preguntaron por qué no dólares, a mi no se me había ocurrido, y me dijeron que era muy poca plata pero que ellos me iban a bancar. Estuvimos en España, Italia, Alemania, Londres y Holanda. Cuando terminamos pensé que todo recién empezaba para mi, así que, sin un peso en el bolsillo, decidí viajar para visitar a los jugadores argentinos que vivían en el continente para llevarme material sobre ellos y, también, información de cada sede del mundial, que después vendí a una importante empresa de electrodomésticos de Santa Fe para unos micros”, cuenta.

Invitado por el presidente de CILSA en su vuelta a Santa Fe, viajó a Londres a cubrir el Campeonato Mundial de Deportes para Discapacitados. “Me pasé 22 días en un galpón gigantesco donde comíamos, me bañaba y ayudaba a bañarse a los amputados de todo el mundo. Santa Fe participaba con básquet en silla de ruedas y yo lo transmití para todo el país desde LT10. Ese campeonato me marcó, porque ahí aprendí el valor de la vida”, detalla con una emoción que se evidencia en sus ojos.

Tras relatar fútbol durante cinco años en LT10, le llegó la noticia de que en Mitre estaban buscando gente y no dudó en mandar un casete. A las pocas semanas, lo llamaron para sumarse a un equipo integrado por Víctor Hugo Morales, Marcelo Araujo, Fernando Niembro, Néstor Ibarra, Diego Bonadeo y Adrián Paenza. Ya jugaba en primera y lo cuenta con una normalidad que sorprende. “Mitre había logrado juntar a los mejores periodistas del país. Allí, me pasé dos años en los que iba y venía de Santa Fe a hacer mi turno en la radio. Fue una experiencia maravillosa, pero no me animé a quedarme en Buenos Aires, pese a que tuve la oportunidad de hacerlo”. La trascendencia que le dio esa experiencia hizo que lo llamaran de Córdoba, donde trabajó siguiendo la campaña de Belgrano. Si bien logró ganarse el corazón de los cordobeses, “ya estaba comenzando con el proyecto de Para Conocernos y me seguía tirando Santa Fe”.

A fines del 2000 escribió el libro de un programa emblemático, premiado con múltiples galardones. “En el prólogo decía que me imaginaba que podía ser utilizado por estudiantes hasta en el 2020, y eso ya es el año que viene”, relata, sin ocultar su sorpresa. “Los estudiantes lo siguen usando para conocer más sobre la historia de su ciudad, y hay alguna idea dando vueltas, de hacer algo en la actualidad con esa marca, adaptándonos a los nuevos formatos”.

 

“Siento que es momento de empezar a buscar un poco de tranquilidad”

Diez años después de haber creado su propia radio y con unos números que ubican a la web como la más leída de la provincia —con un récord, medido en abril de este año, de más de tres millones de visitantes únicos en el sitio airedigital.com—, Luis se inclina hacia atrás en la silla y respira hondo. “Siento que es momento de empezar a buscar un poco de tranquilidad, porque trabajo de lunes a lunes y tengo el gran defecto de que me acuesto muy tarde”, dice con un poco de picardía. Está tranquilo, porque la FM y el área digital siguen creciendo. “Hoy la radio ya no es minodependiente. Tengo un muy buen equipo y creo que ya es momento que cada uno ocupe un lugar preponderante. No porque no quiera trabajar más, porque no me van a sacar por un largo rato de acá, pero mi señora me está haciendo darme más tiempo”, reflexiona.

“Encontrarla a Pita fue una cosa muy fuerte. No fue fácil y realmente la enamoré con mucho esfuerzo. Tenemos dos hermosos hijos, sin los cuales no imagino esta vida”, dice respirando hasta las lágrimas, “y hoy mi mujer me está enseñando a disfrutar más de las cosas. Hubo años en los que no me tomé ni un solo día de vacaciones y hubo momentos en los que la radio pasó por momentos difíciles, pero siempre me fue muy bien. Ahora me estoy dando más gustos: volví a estudiar inglés, voy a empezar a tocar el saxo, hago reiki, pilates, meditación, practico fútbol dos veces a la semana y juego campeonato todos los sábados”, sonríe satisfecho.

 

Texto: Belén Bustamante

 

Fotos: Ignacio Platini

 

Maquillaje: Mariana Gerosa

 

Nombre se sección: Perfiles y personajes

Edición: N° 72

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