Con una mirada amable y profunda como clave de acceso a su mundo de la palabra poética, Patricia nos introduce en su territorio escriturado por la grafía, por esas marcas sonoras que atestiguan la pertenencia a un lugar: una llanura de palabras. Esa llanura que –según ella- la identifica como escritora situada: “yo escribo desde aquí porque también esto soy: mi lugar, mi gente, el clima, el calor, los lapachos, la naturaleza.”
TS- ¿Por qué el lenguaje escrito? ¿Por qué la escritura?
PS-Yo creo que cada persona nace con un talento diferente, en mi caso fue la escritura, por varias cosas: en mi casa eran muy lectores, sobre todo mi padre, que le gustaba mucho la filosofía, él era arquitecto y también astrónomo aficionado. Era un hombre muy instruido. A los cinco años yo sabía leer y escribir, en esa Navidad mi regalo fue La Ilíada y La Odisea, obviamente en ese momento lloré como loca¡una navidad que te regalen eso y no una muñeca!
TS- ¡Qué legado! ¿Qué otras marcas reconocés en tu vida que lograron el encuentro con la literatura?
PS- En la primaria, estudiaba en la escuela de La Misericordia de Rafaela, soy Rafaelina aunque viví muchos años en Reconquista, hicimos la biblioteca de la escuela y le pusimos de nombre “María Elena Walsh”. Escribí el discurso y todavía me acuerdo de una parte que decía “cuando un hombre tiene el hábito de la lectura, estoy predispuesto a pensar bien de él”. Además me acuerdo de María Elena Walsh, que fue en persona. Dijo cosas muy interesantes que me determinaron, como “que cada escritor es el legado de todos los escritores que le precedieron y por lo tanto cada escritor más que escribir debe leer”.
Me llevó un tiempo dedicarme a la escritura. Me casé muy joven, a los 18 años, tuve cinco hijos y a los 28 me separé. Me puse a estudiar letras, a trabajar para mantener a mi familia y empecé los talleres literarios que había en ese momento en Reconquista. Siempre tuve muy claro que a partir de los 50 quería sólo escribir.
TS-¿Cómo es tu proceso creativo?¿Cómo es esa intimidad con tu escritura?
PS-La creación es algo muy extraño porque cuando estoy escribiendo todo se abre para que lo que está afuera, entre. Cuando estoy en vena creativa se me abre la percepción. El mundo exterior y las cosas, todo entra en mí, el lenguaje, lo gestual, una palabra dicha al azar, una frase en la radio, voy por la calle y escucho algo, leo el diario. Además me nutro de los libros, que son varios, que tengo en la mesa de luz para tal fin. No tengo el problema de la página en blanco, los temas vienen a mí. A veces me vienen con el género incluido, ya sé que tengo que escribirlo en poesía, otras veces sé que es cuento y otras es novela. Directamente me empieza la idea a obsesionar y esa idea se va desenvolviendo de algún modo.Para escribir poesía no sólo leo poesía sino muchas veces leo narrativa que me lleva a la poesía.
TS-¿Para quién escribís y que te genera sentirte leída?
PS-Yo escribo para adultos, porque mis temas giran en torno al amor y al desamor y todos los conflictos que surgen a partir de esa dicotomía. Además el amor y el desamor están unidos a lo erótico, mi literatura es una literatura para adultos. Y sentirme leída me provoca cierto nerviosismo, porque una cosa es lo que yo puedo escribir y otra muy diferente es lo que recepciona el lector, ya que no hay un lector en particular, hay muchos lectores. Me doy cuenta en la última novela editada “: salir de cacería” cómo cada lector se acerca con una lectura diferente de la obra y eso es algo extraño y a la vez sorprendente.
TS-¿Qué lugar ocupa el lector en tu obra?
PS-Aprendí que los silencios te dicen mucho más que las palabras, es un precario equilibrio entre lo que decís y lo que no decís y allí tiene que entenderse. El lector tiene que comprender y tiene que llenar con su propia idea o su propia interpretación ese vacío o ese silencio que se da, no aprecio la literatura que todo te lo da, que todo te lo dice. Yo expongo los hechos y las deducciones las saca el lector, en eso sí el lector es cómplice, tiene que completar la obra.
TS-¿Qué valor tiene la palabra para vos?
PS-Tiene un valor incalculable. Los que nos dedicamos a esto creemos en el valor de la palabra. Esto se extiende a la palabra dada, yo te doy mi palabra y mi palabra vale. Comparto mi palabra con el lector y le hago saber su cuantía.
TS-Si tuvieras que elegir un poema, ¿cuál sería? ¿Tenés uno predilecto?
PS-Yo tengo un libro predilecto que se llama “Poemas con bichos”. Es mi libro de poesía preferido, es un texto bisagra en mi literatura ya que antes de él yo escribía de un modo y luego comencé a entender la literatura y la poesía de otro. En él pude lograr el espejo entre el comportamiento humano y el comportamiento animal: la parte objetiva es la parte de los bichos y la parte subjetiva es la parte humana.
TS- Partiendo de la premisa que existe la escritura femenina, ¿tu modo de “decir” es femenino?
PS-Yo creo que sí, y a mí me costó mucho porque nosotras venimos de una generación que estábamos empapadas del decir masculino. El decir masculino es un decir épico, el hombre escribe de lo que está en el afuera, en cambio las mujeres escribimos lo que está en el adentro. Por eso ahora tengo un gran desafío por delante ya que estoy escribiendo una novela en dónde el personaje principal es masculino, me estoy centrando en cómo siente y piensa un hombre, que es muy diferente de como manifiesta sus emociones una mujer.
TS-¿Cómo nacen tus personajes? ¿Le permitís a tu historia de vida que entre en tu obra?
PS-Sí se lo permito, no sólo a mi historia, sino a la historia que me rodea, la historia que escucho. Como dice Vargas Llosa, cuando empezás a escribir hacés un magma que es como una olla en ebullición que tiene mucho tuyo, mucho ajeno, entonces vas mezclando todo: la escritura revuelta, revolcada, mixturada. La escritora de la novela “: salir de cacería” no soy yo pero también soy yo, que soy escritora. No puedo decir cuál es la frontera porque de hecho no existe. En mi escritura tengo la posibilidad de ingresar y salir a y de distintos mundos que soy yo pero que no soy yo, que son mis amigas pero que no son mis amigas. Estoy en todos los personajes, un poquito en cada uno. Y eso es la maravilla de la creación.
TS-¿Sos una rebelde?
PS-Sí, siempre lo fui. A mí me interesa mucho seguir lo que siento internamente y a veces esa guía me dice que me rebele.No tengo prurito en decir lo que tengo que decir. Para mí el escritor tiene que poder decir lo que tiene que decir en su momento. Es la fidelidad con vos mismo y con tu obra. Hay que bancarse la exposición. Yo siempre digo que saco la otra parte de mí por medio de la literatura.
Patricia Severín es poeta y narradora. Publicó en poesía: “La loca de ausencia”, “El universo de la mentira”, “Abuela y la niña” y “Amor en mano y cien hombres volando”. En narrativa los libros de cuentos: “Las líneas de la mano” y “Sólo de amor”; “: salir de cacería” es su primera novela publicada.
Crédito: Ezequiel Perelló Foto: Pablo Aguirre