”Bravo Oscar, bravo!”
Genio. Único. Comprometido. Audaz. Hasta sus 104 años el arquitecto brasileño sorprendío con su obra maravillosa.
Dicen que de pequeño, Oscar tenía la costumbre de dibujar en el “aire”, y cuentan que cuando un día la madre le pregunto qué hacía, el respondió “desenhando”. Nadie habrá imaginado que aquel niño comenzaba por entonces su íntima batalla contra el ángulo recto.
Oscar Niemeyer nació en 1907 en Rio de Janeiro. A los 22 años ingreso en la Escuela Nacional de Bellas Artes donde estudió la carrera de ingeniería y arquitectura, graduándose en 1934. Posteriormente comenzó a trabajar en el estudio del gran Lucio Costa, quien fue el impulsor de su rápido ascenso profesional y quien le presento a Le Corbusier, quizás el arquitecto más determinante del siglo XX.
Durante el periodo comprendido entre 1940 y 1954 su obra se centró en tres ciudades: Rio de Janeiro, San Pablo y Belo Horizonte. Tiempo después, con Lucio Costa, proyectó varios edificios públicos para la ciudad de Brasilia. En 1964, se vio obligado a exiliarse a Europa por razones políticas debido a su fuerte militancia comunista. Estableció su estudio en Paris y construyo por todo el continente, entre otras muchas obras realizo la Sede del Comité Central del Partido Comunista de Francia. Con la caída de la dictadura regreso a su país reanudando allí su trabajo.
Descubre y utiliza la inigualable libertad plástica asegurada por el hormigón evolucionando progresivamente durante su carrera rumbo a soluciones cada vez más audaces. Introduce la curva con maestría, con cada vez menos cantidad de apoyos, en la búsqueda constante de una mayor liviandad visual. Devuelve y circunscribe la arquitectura practicada antes de él a las páginas de la Historia del Arte y reinventa todo. “Oscar nos enseña que la belleza es leve” dijo alguna vez sobre él el genial poeta Ferreira Gullar.
Niemeyer siempre creó y trabajó muy rápido.
Pampulha, hito mundial del nacimiento de la arquitectura moderna y primera gran expresión de su arquitectura, fue diseñada en una noche. El Teatro Nacional fue creado en un fin de semana, en una tarde surgió la Catedral, constituida por una única pieza curva de hormigón, que sale del suelo rumbo al cielo del Creador y se repite dieciséis veces, sorprendente en su maravillosa simplicidad.
La Mezquita de Alger vino “pronta” a su cabeza cuando estaba yéndose a acostar. El museo de Niteroi, por muchos clasificado como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, fue diseñado en una servilleta de papel en la mesa de un pequeño restaurante cercano al lugar, mientras esperaba el almuerzo.
Ya ha concebido más de mil proyectos, unos setecientos de ellos han sido construidos.
Resulta difícil encuadrar sus obras dentro del concierto internacional de la creación racionalista, tampoco se la puede incluir en la onda ecléctica. Su arquitectura es algo más, dotado de una fuerte personalidad y de una sensibilidad poco común, él incorpora los principios de Le Corbusier sin aplicarlos a ciegas. Al mensaje del espíritu europeo del movimiento moderno añade sus innovaciones propias tales como el revestimiento exterior marmóreo, la estructura invertida, las formas “racionalmente barrocas”, las curvas convexas y cóncavas, etc. Si realizamos un análisis de su obra, vemos que entra brillantemente dentro del grupo de los más destacados intérpretes de la imaginación asociada a la función.
Oscar Niemeyer ha configurado una arquitectura funcional y espacial surgida de una voluntad plástica y urbanística de inusitada grandeza. Su arquitectura es como mínimo imponente, cuando ingresamos a sus obras nos impacta la espacialidad, la sensación de liviandad, la fluidez espacial. Al ingresar a la Catedral de Río experimentamos el efecto de ascensión a lo místico, en el museo de Niteroi el impulso y la sorpresa constante en el recorrido
Leyenda de la arquitectura
Hasta sus 104 años, siguió activo, perfectamente lúcido, e involucrado en diversos proyectos, principalmente esculturas y ajustes de algunas de sus obras antiguas. Arquitecto completo, proyectista integral que ha construido para todos sin distinciones, artista que trabaja sobre la ciudad, intelectual comprometido y coherente con sus ideas, genio creador, único…
Hoy, a casi dos años de su muerte Oscar Niemeyer nos sigue sorprendiendo y emocionando. Hoy más que nunca hacemos nuestras las palabras de Le Corbusier al conocer la Plaza de los Tres Poderes, en Brasilia :”Bravo Oscar, Bravo”.
FRASES DE OSCAR NIEMEYER
“Pase la vida dibujando en el tablero pero, siempre repito, la vida es más importante que la arquitectura. Eso explica el por qué le digo a los jóvenes que no basta salir de la facultad como un fabuloso arquitecto, sino como un hombre que leyó, que conoce las miserias del mundo y contra ellas va a saber manifestarse.”
“La curva libre, sensual…que la nueva técnica sugiere y las viejas iglesias barrocas recuerdan…”
“No es el ángulo recto que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas es hecho todo el universo, el universo curvo de Einstein.”