La estrella del pop ha regresado con una nueva canción grandilocuente, el primer sencillo de su próximo sexto álbum, que evoca sus orígenes, pero que también encaja con el panorama musical actual.
Con una duración de tres minutos y 51 segundos, Disease es una canción demasiado larga para ser un sencillo pop en la era de TikTok y el streaming. Los compositores profesionales de hoy son muy conscientes de que es menos probable que se salten las pistas más cortas en Spotify (algo que el algoritmo de la plataforma está preparado para detectar) y es más probable que se sincronicen con contenido de vídeo sofisticado en TikTok. Por este motivo, Disease transmite una auténtica sensación de confianza en uno mismo, una canción que no hace ningún intento de contenerse. En serio, ¿quién quiere que Lady Gaga, una artista que se ha labrado un nombre gracias a elecciones de moda vanguardistas y actuaciones verdaderamente audaces, se comporte como todo el mundo?
En realidad, el atractivo de Disease se basa en la forma en que evoca los sencillos oscuros y deslumbrantemente maximalistas con los que Gaga se hizo famosa a finales de la década de 2000 y principios de la de 2010. Con su coro grandilocuente, sus estribillos vocales simples pero efectivos (¡ah-ah!) y sus letras melodramáticas sobre el potencial curativo del amor («Puedo oler tu enfermedad, puedo curarte, curar tu
enfermedad», canta Gaga en el estribillo), es un recordatorio bienvenido de que irrumpió en el mainstream haciendo música que era pegadiza y extraña en igual medida.
Más específicamente, recuerda la versión contagiosamente salvaje del dance-pop que acuñó en The Fame Monster de 2008, una reedición de su álbum debut The Fame que se lan
zó como un EP independiente de ocho pistas en ciertos territorios. Aquellos fanáticos de toda la vida que amaron el sencillo principal ligeramente desquiciado de The Fame Monster, Bad Romance, ciertamente no serán inmunes al pisotón apocalíptico de Disease.
Gaga coescribió Disease con un par de compositores y productores ganadores del Grammy –Henry «Cirkut» Bell y Andrew Watt, quienes han trabajado individualmente con todos, desde The Weeknd hasta los Rolling Stones– y un nombre menos establecido: Michael Polansky, su prometido y financista. En una entrevista de portada de septiembre con la revista vogue, Gaga reveló que Polansky había dado forma a la dirección musical de su próximo álbum diciéndole claramente: «Cariño, te amo. Necesitas hacer música pop».
En vista de estas evidencias, el consejo de Polansky fue acertado. Aunque Disease es musicalmente algo así como un retroceso, su actitud dramática y despreocupada no parece fuera de lugar en el panorama musical actual. Las estrellas pop más populares de este año –el creador de himnos queer Chappell Roan, la vendedora de frases ingeniosas Sabrina Carpenter y la provocadora Charli XCX– han llegado a la cima al priorizar la personalidad tanto como los estribillos pop. Gaga, una intérprete lo suficientemente juguetona como para poder decir la letra «Estoy fanfarroneando con mi panecillo» en su éxito de 2008 Poker Face, ha estado haciendo esto durante toda su carrera.