… la estética de moda es algo tan efímero y fugaz como un cambio de prenda.
Uno de los desafíos más complejos al que nos enfrentamos los interioristas es el de encontrar o crear un estilo particular.
La decoración en la actualidad ha diversificado tanto sus estilos y sus corrientes que la estética de moda es algo tan efímero y fugaz como un cambio deprenda.
Ahora, qué nos inspira, qué nos motiva realmente al momento de pensar cuál va a ser el estilo de nuestro hogar? Hoy estamos tan bombardeados de imágenes de revistas, de internet, hay tanto que nos gustaría tener en nuestra casa, pero todo eso que nos gusta: ¿Habla realmente de quienes somos?
¿Con qué nos sentimos identificados, cuántas veces lo que más nos gusta lo hemos visto en una revista y dista mucho de nuestra situación climática y espacial?
Muchas veces como profesional me encuentro en esa disyuntiva: cómo lograr que una persona sienta que su casa es su lugar, cómo hacer que ese lugar que sueña sea realmente funcional y refleje su personalidad.
Es tan importante que nuestro hogar hable de nosotros, de nuestros gustos, de nuestras vivencias, de nuestra historia, porque debe ser el lugar donde nos sintamos identificados, donde seamos nosotros mismos, un lugar lleno de afectos y de rincones propios que puedan recibir a nuestros seres queridos como si realmente fueran una extensión de nuestro mundo interior.
Ante todo esto, cómo lograr entonces un verdadero equilibrio. No siempre el mal llamado minimalismo es la opción, aunque muchos creen que es lo que se usa, el verdadero estilo minimalista puro dista mucho de ser una solución práctica para una vivienda familiar y menos aun en nuestra querida Santa Fe, donde el clima haría casi insostenible vivir en cajas de cemento, metal y vidrio mas allá de una perfecta climatización artificial.
Es verdad que todo lo que nos llega desde afuera nos seduce, parece más atractivo, claro eso sí, en su justo equilibrio, y en decoración equilibrio es una palabra clave.
Siempre me he preguntado entonces, cuál sería el camino a recorrer para encontrar una estética propia en nuestro lugar, cuales son los puntos de partida. Sin duda por muchos motivos he llegado a la conclusión de que una decoración apropiada a este contexto sería sumamente ecléctica, anclada en nuestra historia, nuestros gustos, en nuestros cambios y en nuestra visión cosmopolita.
Nuestra esencia nos habla del contacto con la naturaleza. No es menor el dato de la cantidad de gente que elije vivir retirada de la ciudad y en busca de su espacio personal, mientras aquellos que no tienen esa posibilidad intentan llenar de plantas sus balcones o tener vistas de paisajes prestados los mas verde posibles. Los interiores de nuestras casas deben tender a ser ese cable a tierra que necesitamos, esa placentera conjunción de estética y funcionalidad, de calidez y simpleza
Las típicas galerías de las casas italianas (famosas casas chorizo), hoy transformadas en pulmones o patios techados, también conservan parte de nuestra esencia, el lugar central donde confluye toda la actividad de la casa, con su estética de chapas, mayólicas y pisos calcáreos.
El ladrillo, su sencillez, ha sido siempre el protagonista de las viviendas santafecinas, claro eso sí, muchas veces lo hemos padecido como único recurso y hasta carente de estética y delicadeza. Creo que deberíamos rescatar algo tan noble y recrearlo, re definirlo y poder volver a utilizarlo como un verdadero aliado. Calidad, solidez y muchas veces neutralidad, puede ser un recurso distinto si lo utilizamos en la justa medida.
Cuantas veces un mueble que estuvo en nuestra familia desde siempre puede verse como nuevo con otro tapizado y puede seguir aportando toda su calidez, o mostrar el paso del tiempo a través de sus distintas capas de pinturas y recordarnos de dónde venimos y hacia donde queremos ir.
Es lógico que el avance tecnológico nos brinda una cantidad de materiales nuevos y nobles con los que podemos contar, pero si hablamos de equilibrio también aquí sería regla. Combinemos, animémonos a mezclar, rescatemos objetos de nuestra historia y dejemos que convivan con lo nuevo, lo que también nos gusta, y lo que hoy nos es funcional, pero sobre todo intentemos lograr que nuestra casa hable de nosotros porque si es así realmente será nuestro lugar, aquel en el que deseamos estar.
CRÉDITO: Gustavo Wedertz