La aclamada obra de Gustavo Tarrío del pais al ccp

Una puesta en escena vibrante que combina teatro, cine, music hall y cabaret para revivir la obra y vida de un escritor censurado. Con un elenco de lujo: María Laura Alemán, Vero Gerez y David Gudiño. Que estara presente en la ciudad de Santa fe el viernes 28 de marzo a las 21 hs en el Centro Cultural Provincial

Ha Muerto un Puto: Carlos Correas era escritor, traductor, ensayista, profesor, prologuista, cronista. Nació en 1931 y su vida en las letras se trunca con una condena por publicaciones obscenas a raíz de su célebre cuento “La narración de la historia”, considerado el primer relato homosexual de la literatura argentina. En ese momento, en el que su vida pública se apaga, Correas tenía 28 años. En Ha muerto un puto los textos de Correas aparecen puestos en escena: desde los primeros (ocultos o judicializados), pasando por su autobiografía y sus reseñas de actualidad (históricas, lúcidas, ácidas, políticas, ¡cómicas!) sobre el cine y la televisión de la década del 90. Ha muerto un puto recupera la atmósfera de un antro de la década del 50 en Buenos Aires. Con una estructura de show musical, función cinematográfca, music hall y cabaret. Ha muerto un puto podría ser un réquiem luminoso. También una posible narración de la historia o la despedida furiosa y deseante de un escritor secreto.

María Laura Alemán, Vero Gerez, David Gudiño con direccion de Gustavo Tarrio nos invitan a disfrutar de una creación muy bella y llena de vida, con muy buen ritmo, sensibilidad, pasajes hilarantes, y otros tristes y conmovedores. El montaje combina música en vivo, canciones, cuerpos en escena que son pura vitalidad, textos, proyecciones y una escenografía delicada y a escala pequeña, como de juguete. La obra pone en escena algunos textos y  momentos de la vida del autor de los libros Los reportajes de Félix Chanetton y Operación Masotta, hilvanados con total fluidez.

María Laura Alemán toca un piano de cola, canta, también es la voz en off que narra episodios de la vida de Correas, mientras que Gerez y Gudiño dan vida alternativamente al protagonista. Así desfilan escenas de la niñez, su primer trabajo, el levante en los cines, un fragmento de La narración de la historia –y los posteriores avatares judiciales y policiales-, los vínculos de amor-odio con Sebreli y con Masotta. También asoman su etapa de profesor universitario para ganarse la vida, el suicidio en el año 2000 y el dramaturgo Bernardo Carey rescatando el cuento Los jóvenes mientras que la familia ocultaba sus diarios y escritos.

Todo sin caer en golpes bajos ni lugares comunes. Por el contrario, con mucha originalidad y precisión y, cuando la escena lo habilita, con total desparpajo. Distintos paisajes emocionales para un espectáculo que recupera una figura muy vapuleada que, sin embargo, ha sido valorada desde distintos ámbitos