Nos contempla, nos descubre y nos manifiesta en cada detalle. Hace de nuestros propios espacios universos cotidianos en los que cómodamente somos nosotros mismos. La palabra interiorismo no sólo define su profesión sino que además es atributo de su persona, el alma puesta con pasión en cada lugar que habita.
TS: ¿Por qué sos interiorista?
GW: Estudié en un escuela técnica, siempre me gustó la construcción, soy maestro mayor de obras, luego empecé arquitectura, tenía 17 años y fue muy avasallante la facultad, cursé un año y realmente me sentía incómodo así que dejé y justo me enteré de esta carrera de diseñador de interiores y encontré ahí lo que realmente me gustaba.
TS: ¿Comenzaste a trabajar en forma inmediata?
GW: Comencé a trabajar en cosas que tenían que ver con la profesión, pero igual fue un proceso, hice vidrieras, ambientación de eventos y traté siempre de ir mostrando todo lo que podía hacer.
TS: En ese momento, ¿la sociedad santafesina estaba preparada para hacer “uso” de tu profesión?
GW: Sí y no. Había cierta elite que buscaba los servicios, de lo que se llamaba por entonces, un decorador y había poca gente en la ciudad que trabajaba en eso.
TS: ¿Qué diferencia hay entre un decorador y un interiorista?
GW: Nosotros los profesionales impusimos la palabra interiorista porque creemos que así se debe llamar ya que nos formamos para la arquitectura interior, estamos capacitados para hacer diseño, y los llamados decoradores eran más bien personas con buen gusto que se dedicaban pero no eran personas formadas.
TS: ¿Cómo es actualmente el mercado del interiorismo en nuestra ciudad?
GW: Hay mucha gente que contrata al arquitecto para construir su casa y al mismo tiempo me contrata a mí, como que se entendió que es un rubro más dentro de la vivienda.
TS: ¿Cuánto tenés que conocer a tu cliente para saber qué trabajo hacer?
GW: Mucho, tengo entrevistas previas, siempre digo que esta profesión tiene mucho de psicología si bien la carrera no la contempla y yo como docente pujo para que así sea, tengo que generar un espacio para una persona en particular con sus gustos personales, que trae un bagaje de cosas hasta de familia que quiere conservar, detalles de viajes, osea, hay un montón de cosas que son muy importantes en la casa y para mí la vivienda tiene que marcar la personalidad de quien la habita. La primera entrevista es muy de charlar y tomar nota y parece un test psicológico realmente.
TS: Y si no lográs ponerte de acuerdo con el cliente, ¿quién gana?
GW: En realidad cuando el cliente se da cuenta que vos tenés fundamentos en lo que estás diciendo termina por entender. En este momento en que hay mucha gente construyendo me está pasando que me llaman desde el principio y trabajo en paralelo con el arquitecto desde cero y así es mucho más sencillo y por otro lado no es necesario hacer todo junto, normalmente termino siendo amigo de mis clientes porque vamos haciendo las cosas por etapas y por ahí van pasando años.
TS: Te dedicás además al canto y la plástica, ¿esas otras disciplinas integran también tu trabajo?
GW: Creo que sí, el arte todo está muy vinculado y se potencia, porque el poder expresarme en otros ámbitos genera un “ida y vuelta” para mi profesión, la creatividad está y estalla en un cuadro o en proyecto o en el momento de cantar.
TS: ¿El interiorismo es un arte?
GW: Sí, sobre todo por la sensibilidad, captás la necesidad del otro y a través de una casa estás contando la vida de las personas que viven allí, así que diría que es una obra de arte gigante.
CRÉDITOS: MARISA RAMOS
FOTOS: PABLO AGUIRRE