A pocos meses de editar Para bien, su quinto disco solista, Chino Mansutti dialogó con TODA sobre su último álbum, el recuerdo de su padre, las idas y vueltas de la industria musical, su lugar en la escena y mucho más.
TS —¿Cómo se fue gestando el disco nuevo?
CM —Empezó en la pandemia. El encierro me agarró registrando Ese mundo sin tiempo en Buenos Aires. Frené ese proceso pensando que en un par de meses iba a poder volver para terminarlo y eso nunca ocurrió. Terminé en casa con los instrumentos y escribí veinticinco millones de canciones con un disco por salir. Me pasé el confinamiento componiendo porque no podía hacer otra cosa. Cuando se volvió a abrir la cuestión y pude viajar de nuevo, saqué un par de temas que ya tenía grabados y agregué otros nuevos que surgieron en ese proceso. Lo terminé y lo edité en noviembre de 2020; pero, a su vez, me quedaron un montón de canciones afuera.
TS —Ahí acumulaste un compendio de temas para seguir trabajando. ¿Cómo siguió ese camino?
CM —Dos meses después, gané la convocatoria de la línea producción de Ventanilla Continua, el plan de fomento del Ministerio de Cultura de Santa Fe. Ahí me embarqué en otra deuda (comenta entre risas). Alquilé cuatro días el estudio Sonorámica, que está ubicado en Traslasierra, para grabar junto a mi banda. Es un lugar increíble, queda en medio de la montaña y no tenés ni señal. Fui con otra idea. Había visto el documental The Beatles: Get Back (la producción de Peter Jackson que muestra la grabación de Let It Be y del último concierto del grupo inglés) y quería hacer algo similar: encerrarme a hacer un disco sin demasiada preproducción. A muchas de las canciones las tenía en la cabeza solamente. Históricamente trabajé por capas: cada músico grababa su parte, con una pre super armada, que llevaba mucho tiempo y estaba pensada detalle por detalle. Esta vez fuimos solamente con cinco estructuras de canciones. Lo produjo Leo Costa (compositor y productor que trabajó en obras anteriores de Gonzalo), que viajó directamente desde Buenos Aires hasta Córdoba.
TS —¿Cómo fue grabar en un contexto tan particular como el de Sonorámica?
CM —Nos conectamos con eso que pasaba con cinco temas que desconocíamos y teníamos que armar ahí. Y con lo que ocurría con cinco tipos conviviendo en esas circunstancias, sin celulares, sin nada; solamente conectados con la música las veinticuatro horas del día. Y fue la experiencia más grossa musicalmente que tuve en mi vida. Esas cinco estructuras se convirtieron en nueve canciones completas. Después me metí en ese viaje de las redes y los algoritmos, que por un lado le hacen bastante daño a la música y por otro, si las seguís, te dan resultados. Tenía canciones de Un mundo sin tiempo que me continuaban generando reproducciones y no las podía pisar con temas nuevos. Entonces les di esos dos años que debe tener un disco para moverse, a pesar de que tenía otro para sacar. Y por eso recién lo estoy mostrando, obviamente con una ansiedad tremenda. Ya salió el primer tema, ahora en noviembre saco el segundo, posiblemente haga un single más en febrero y después ya lo publique entero. Es muy fresco, orgánico y natural. Y a la vez tiene mucha onda, suena grandote, muy «groovero».
TS —El primer sencillo que vio la luz es “Para Pá”, canción dedicada a tu papá que falleció el año pasado. ¿Por qué lo elegiste y qué podés contar de su composición?
CM —Ese fue el último tema que hice para el disco. Lo único que tenía era una versión mía con la acústica, medio «bossanovera». A Leo le encantó y lo quiso meter. Tuvo la idea de darle otra impronta para que no sea un golpe bajo, tan melancólica. Lo cual fue super acertado porque Para bien es un disco bastante para arriba. Yo quería que fuera una forma de recordar a mi viejo feliz, porque lo tengo presente con una sonrisa. Viví con él los últimos dos meses para cuidarlo. Ahí empecé la canción y la terminé meses después de su muerte. No lo iba a elegir de single, pero Leo y los chicos de la banda querían que saliera porque les gustaba. Y estuvo bien seleccionarlo, alcanzó una repercusión que no me hubiese imaginado nunca.
TS —Llevás casi veinticinco años con la música, ¿qué lugar creés que ocupás actualmente como compositor?
CM —Para mí es el mejor momento para mi música, para lo que hago y lo que siempre pensé. Es la primera vez que veo que la canción media desprejuiciada tiene un lugar. La nueva generación de músicos piensa así. Nunca me sentí parte del circuito del rock. Yo escucho los discos de Farah (su banda anterior) y son discos rockeros posta, pero nunca fue aceptada. Para el rockero siempre fui muy soft o medio careta. Cuando volví de Europa, me di cuenta que no necesitaba eso; sino todo lo contrario: no pertenecer a nada. Porque eso te encierra y te impide coquetear con otras músicas. Y ahora, de viejo, siento que hay un lugar para mí. Hace varios años veo que mi público está compuesto por chicos. Siento que estoy más cerca de lo que ellos piensan y hacen que de lo que busca mi generación. En el último tiempo, por un capricho de los algoritmos de Spotify, empecé a ocupar ciertos lugares. Aparezco en las playlists de música indie y se me asocia con eso, lo que me acercó a las bandas actuales.
Texto: Juan Almará
Fotos: Iván Olivares
Nombre de sección: Música
Edición: N° 90