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Se autodefine testaruda e insistente, nosotros la encontramos apasionada y comprometida. Cada día, desde hace veintiséis años desempeña su profesión de enfermera en el Hospital Iturraspe de nuestra ciudad, hoy en la sala de Hematología luego de haber transitado dieciséis años en la Unidad de Terapia Intensiva. En el marco del día del trabajador de la sanidad  quisimos conocer su historia, en reconocimiento a todos aquellos que dedican su vida a esta profesión.

TS- ¿Qué  te llevó a estudiar enfermería?

05_resultCR- Yo quería estudiar medicina, y por una cuestión económica, en esa época se hacía en Rosario nada más, y no podía porque tenía que salir a trabajar, y me costaba mucho irme de mi casa, entonces dije bueno, voy a buscar una alternativa.

TS- y allí aparece Enfermería

CR- Si,  y una vez que empecé a estudiar me di cuenta de que esto era lo mío.  Es más, después tuve la posibilidad de estudiar medicina y no lo hice, porque me gusta interactuar mucho con el paciente, ahí estaba mi lugar. Empecé a trabajar siendo estudiante aún, siempre hubo mucha demanda de enfermería, primero en una clínica y luego en el Iturraspe, entré en una sala donde era la única profesional, porque en ese entonces había muchas enfermeras empíricas y auxiliares. Después abren la Terapia Intensiva y de cada sala sacan al profesional y lo llevan a armar el equipo de la Unidad de Terapia Intensiva. Que se creaba en ese momento, así que ese grupo era un grupo maravilloso, era todo nuevo,  éramos todos jóvenes y bueno, fuimos creciendo todos juntos profesionalmente,  allí trabajé 16 años hasta que tuve una lesión en la columna.

TS- En este inicio con tan pocos profesionales en enfermería, cómo fue ese proceso al día de hoy en cuanto al reconocimiento de la profesión.

04_resultCR- Mirá, la profesión, yo lo digo con dolor todavía, pero el peor enemigo del enfermero es el enfermero, porque no se da su lugar, es muy difícil que vos encuentres una enfermera plantada como profesional dentro de un equipo de salud, lamentablemente prevalece mucho esa idea de servilismo. Uno tiene que trabajar con el médico, con el profesional de servicio, con el bioquímico, es un grupo. Pero los enfermeros todavía no se dan su lugar.  Y no se trata pelearse ni de ofenderse, simplemente de ubicarse, por supuesto que el lugar se lo gana uno, demostrando conocimiento y fundamentos para decirle al médico, mirá, esto me parece que es así, o que te parece si lo hacemos de esta manera. El lugar te  lo ganás trabajando con esa seriedad, aunque  creo que todavía, a los enfermeros,  nos falta ser más corporativos. Eso es algo que tenemos que aprender del plantel médico.

TS- De todos modos la profesión se ha especializado mucho

CR- Gracias a dios, ahora existe mucha información, si querés acceder tenés la licenciatura, tengo compañeras que están haciendo maestrías.  Las posibilidades de hacer cosas están,  no hay techo para la enfermería, cursos, capacitación hay todos los días.

TS- ¿En dónde encontrás el reconocimiento?

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CR- Nuestro mayor reconocimiento viene del paciente. Yo todos los días me siento una reina, si es por los pacientes, el paciente te ama, sabe que vos sos su tabla, el paciente te distingue y sabe que vos sos la que está todo el día ahí. Porque la primer mano que se extiende es la de la enfermera y el primer ojo que ve es el de la enfermera. Estamos mucho tiempo en contacto con el paciente, conocemos sus familias, sus apodos y también sus temores.

TS- ¿Qué es de ese permanente tránsito con la muerte al lado?

CR- Eso es un privilegio, porque uno le empieza a dar a su vida un valor distinto, eso es lo que más aprendí en la Terapia que yo era la privilegiada que estaba en el momento de la muerte de esa persona,  un momento tan importante como el nacimiento, en el que todos los familiares están ahí esperando el bebé. A veces yo era la única, una extraña, con una ligazón de una semana de afecto y estaba participando de ese hecho único, la desaparición física. Es brindarse  en ese momento, física y afectivamente, conteniendo a la familia, nosotros lloramos muchos con los familiares, con el paciente, cuando es necesario, para que vea que a nosotros nos duele su dolor y no por eso dejás de tener  distancia óptima. Es decirles: sé que te duele, a mí me duele que te duela.

TS- ¿Es común, como en tu caso que trabajas en el comercio a contraturno, que los profesionales en enfermería busquen trabajos extras?
CR-Si, yo porque tengo el privilegio de trabajar en un negocio familiar y no tengo que salir a trabajar de enfermera. Pero yo he trabajado en dos lugares como enfermera, porque el sueldo es bajo pero el desgaste es terrible, yo lo hice unos cuantos años hasta que por mis hijos deje de hacerlo, sigo saliendo a trabajar en otro lado pero nada que ver con la profesión.

TS- ¿Te imaginás no siendo enfermera?

CR- Yo no me imagino siendo otra cosa, creo que si volvería a nacer, volvería a ser enfermera. Es más cuando me jubile voy a volver al hospital a hacer cosas en el hospital. Algo voy a hacer, porque me gusta mucho el Hospital. Tal vez cuando me jubile siga como guía de turismo en el Hospital, vos los ves que están con el papelito, que no le entienden la letra al médico, que no se acuerdan que tienen que hacerse y están parados a medio pasillo mirando hacia arriba y girando en su eje,  no saben para donde ir entonces hay que ayudarlos, porque no puedo ver a la gente perdida.

TS- Hablando de pérdidas, ¿Qué considerás que se ha perdido en las instituciones de salud?

CR-  Lo que yo veo que se perdió en estos años, que la gente se perdió de ponerse la camiseta, como que los viejitos tenemos puesta la camiseta, esa calidad de sentirte parte de una institución, lamentablemente se va perdiendo.

TS- ¿Qué te deja la enfermería?07_result

CR- La enfermería es mi vida, mis mejores recuerdos están relacionados con los pacientes, valorar la vida, valorar la salud, que es la primera de las libertadas, lo hermoso que yo vivi lo viví como enfermera, yo soy una privilegiada que trabaja en lo que le gusta. Yo lo vivo como un privilegio, esas trasnochadas en las que vos le calmas el dolor a una persona, a veces quedándote al lado, tomándole la mano o haciéndote la payasa, eso es impagable. Me siento realizada en  el dar y honrar la vida en la otra persona, que esté limpio, cuidado, atendido, asistido, medicado, eso tiene un valor en el corazón, de deber cumplido que te llena el alma.

 

 

CRÉDITO: Marcelo Jorge

FOTOS: Pablo Aguirre