Todos los que amamos las series y las películas sabemos que un buen villano o un personaje retorcido es, en la mayoría de los casos, la sal de una buena trama, pero tampoco podemos resistirnos al encanto, la empatía, la admiración y el amor que nos produce un personaje bondadoso.

La ficción no sólo nos ha regalado antagonistas icónicos, también nos ha regalado un buen puñado de protagonistas que han llevado por bandera las buenas intenciones que les han dictado sus corazones puros y nos han conmovido con la pureza, la inocencia y los valores con los que han impregnado algunos de los mejores títulos del cine y la televisión.

 

Aunque son muchos más, les dejamos con estos 15 ángeles del celuloide que nos han hecho tener fe en la humanidad y nos han dado lecciones de vida inolvidables.

Atticus Finch (Matar a un ruiseñor)

La adaptación cinematográfica de la novela homónima de Harper Lee nos presentaba a Atticus Finch (Gregory Peck), un padre de familia y abogado que en la época de la Gran Depresión, en una población sureña, comete la osadía de defender a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca.

Por su valentía, Atticus, el ciudadano más respetable de la ciudad, se granjea muchas enemistades, pero se gana el respeto y la admiración de unos hijos que desde pequeños aprenden a convertirse en adultos que no entenderán de desigualdades o rencores.

Nick (Heartstopper)

Nick es el chico más popular de un instituto de secundaria británico. Es guapo, sensible, buen hijo, buen estudiante y un excelente jugador de rugby. Pero cuando Nick se enamora de Charlie, un chico homosexual que ha sufrido bullying, descubre que es bisexual.

En el camino de ser fiel a sí mismo, Nick demuestra tener una increíble inteligencia emocional para enfrentarse a todos los que lo rechazan por implicarse en una relación de amor y protección mutua con Charlie que, además, está sustentada por la fuerza de ese primer amor que nos marca para siempre.

Amélie (Amélie)

El secreto del éxito de esta cinta francesa de Jean-Pierre Jeunete no fue su increíble banda sonora, ni su colorida fotografía, ni sus delicados recursos narrativos y estilísticos; sino que fue su protagonista, la maravillosa Audrey Tatou metida en la piel de la joven entusiasta Amélie Poulain.

Aunque Amélie pueda parecer una joven de 22 años normal y corriente, ella no es como las demás chicas. Amelie tiene dos propósitos en la vida: arreglar la de los demás y hacer que todos los que sucumbimos a conocer nuestro destino queramos ser mejores personas.

Guido (La vida es bella)

Sólo un padre con una bondad infinita y un amor desmedido por su hijo puede convertir el espeluznante escenario de un campo de concentración nazi en un juego de niños en el que va a enseñarle al suyo que la vida es bella incluso en los momentos más descarnadamente oscuros.

Esta historia hizo que Roberto Benigni alcanzara fama mundial y ganara miles de premios. Además, crítica y público no sólo cayeron rendidos ante la magistral labor artísitca de Benigni, sino también ante la delicadeza con la que transmitió un mensaje tan demoledor.

Kayla (Eight Grade)

Kayla es una niña de 13 años que a pesar de ser totalmente ignorada y ridiculizada por sus compañeros de colegio, pretende ayudar a los demás grabando sus reflexiones vitales y dando consejos (que no se aplica) a través de su canal de YouTube.

Además, Kayla siente que su adolescencia es más complicada que la del resto porque no tiene a su madre. Aunque su padre la adora e intenta hacerle ver lo que vale y el corazón que tiene, ella lucha por ser la adolescente que sueña ser mientras se debate entre ahogarse en su mundo interior o ser visible, por fin, para alguien.

Alvin Straight (Una historia verdadera)

La cinta más intimista y más «asequible» de David Lynch marcó un punto y aparte en su extravagante carrera y nos demostró que el genio detrás de Twin Peaks o Mullholand Drive también tenía un corazón inmenso escondido bajo esas capas de pose intelectual y esteta.

Protagonizada por Alvin StraightUna historia verdadera es el periplo vital, emocional y físico de un anciano que recorre EE.UU. montado en una cortadora de césped para reconciliarse con el hermano con el que lleva años sin hablarse antes de que ambos pongan fin a una vida que tiene una última lección que darles.

Trevor McKinney (Cadena de favores)

En esta otra novela que se convirtió en película, Trevor McKinney es un niño que inventa un sistema para mejorar las relaciones con el prójimo que consiste en hacer favores desinteresadamente a los demás que, posteriormente, tendrán que hacer otro favor desinteresadamente.

Aunque este ideal de sociedad parezca utópico, lo cierto es que, para sorpresa de todos, la generosa propuesta de Trevor causa furor entre la gente que forma parte de su entorno y causó también ríos de lágrimas entre todo ese público que se entregó a este melodrama lacrimógeno que nos hizo soñar con un mundo mejor.

Oskar Schindler (La lista de Schindler)

La cinta que para muchos supuso la cumbre de un cineasta tan prolífico e icónico como Steven Spielberg, estaba protagonizada por Oskar Schindler (Liam Neeson), un empresario alemán que en 1939 consigue la propiedad de una fábrica de Cracovia en la que explota a cientos de operarios judíos para prosperar rápidamente.

Pero conforme la guerra avanza, Schindler y Stern comienzan a ser conscientes de que a los judíos que contratan los salvan de una muerte casi segura en el temible campo de concentración de Płaszów y empiezan a darse cuenta también de las injusticias y las barbaries de la guerra. ¿Cómo olvidar cada uno de los fotogramas en blanco y negro de esta obra maestra?

Chiron (Moonlight)

En cada una de las etapas de la vida de Chiron, la infancia, la adolescencia y la adultez, él se siente rechazado, agredido e incomprendido por ser homosexual, negro y marginal; no obstante, intenta aceptar con resignación y miedo su condición sin herir a nadie.

Moonlight es la perfecta cinta que le arrebató el Oscar a Mejor Película en 2017 a La, La, Land y es, también, la historia que puso a su director Barry Jenkins en boca de todos por su capacidad de retratar la bondad en las peores condiciones socio-afectivas imaginables. Oscura y brillante como una noche cerrada en la que brilla la luna.

Driss (Intocable)

A pesar de tener todos los manidos clichés y todos los manipuladores trucos de una good feeling movie de manual, Intocable fue un fenómeno mundial de esos que sólo ocurren cada cierto tiempo y que llevó a todo tipo de público a las salas. Su secreto: dos protagonistas con una química inexplicable y la redención como moraleja final.

Philippe es una aristócrata tetrapléjico que contrata a Driss, un negro criado en un barrio marginal que acaba de salir de la cárcel. A pesar de pertenecer a universos totalmente diferentes, entre los dos se forja una amistad que va mucho más allá de sus diferencias, una amistad que tiene la empatía y el cuidado mutuo como bases.

Forrest Gump (Forrest Gump)

Los seis Premios Oscar que Forrest Gump consiguió en 1994 son la prueba irrefutable de que esta cinta de Robert Zemeckis se cuele en todos los rankings de las mejores películas de todos los tiempos. La historia reciente de EE.UU contada a través de la inocente y limpia mirada del inolvidable Forrest.

Forrest no se siente diferente por sufrir un trastorno del desarrollo cognitivo, se siente diferente porque consigue cosas extraordinarias. No sabemos si Tom Hanks firmó el mejor papel de su carrera, con permiso del que bordó enPhiladelphia, pero, sin duda, es el papel por el que será más recordado.

John Merrick (El hombre elefante)

Una enfermedad que le provoca extrañas deformaciones en la cara y en la cabeza hacen que el sensible e inteligente John Merrick viva pidiendo perdón por existir y aguantando que el resto lo trate como si fuera un monstruo o una atracción de feria.

Sometido a todo tipo de vejaciones y de explotaciones, Merrick lo único que quiere es ser aceptado y querido, sobre todo por su madre, ya que bajo su apariencia terrorífica se esconde un hombre con mucho que ofrecer al mundo que lo rechaza.

Lazzaro (Lazzaro feliz)

Esta bucólica y mística rareza italiana narra la historia de Lazzaro, un chico feliz y puro que trabaja en una plantación de tabaco ayudando a sus compañeros ante las injusticias y los abusos que comete la dueña de los cultivos, la marquesa Alfonsina de Luna.

A través de su mirada bondadosa e inocente, asistimos a una crítica voraz contra el capitalismo y las desigualdades sociales que toma forma de mágica fábula con moraleja y bebe del neorrealismo de esos grandes maestros que fueron Fellini y Visconti.

Nino Belvedere (El hijo de la novia)

Cuando en Norma empieza a avanzar el alzhéimer con su paso devastador, su marido Nino tiene un único propósito en la vida: cumplir el sueño de su esposa de casarse por la iglesia. A su particular empresa sumará al hijo de ambos, Rafael, un ocupado empresario que no tiene tiempo para nada ni nadie.

A través de este melodrama familiar tierno y conmovedor, el director argentino Juan José Campanella nos invitaba a reflexionar sobre las cosas que de verdad importan y sobre lo vital que es emplear nuestro tiempo en hacer felices a los nuestros mientras estén con nosotros, mientras todavía nos recuerden.

John Keating (El club de los poetas muertos)

En nuestra tierna infancia o en nuestra vulnerable adolescencia, un profesor puede marcar un antes y un después en nuestros mapas existenciales y convertirse en una de las personas más importantes de nuestra vida, sobre todo si ese mentor es tan bueno como John Keating.

La amistad, la fe en uno mismo, la persecución de los sueños, el carpe diem o la importancia de buscar en los libros todo aquello que merece la pena ser encontrado son algunas de las máximas de la revolución que capitaneó Robin Williams para encender las almas de sus alumnos en la entrañableEl club de los poetas muertos.

Fuente: De Luiki Alonso para Cultura Inquieta.