Músico de corazón, de profesión creativo y hombre de los medios por elección de vida. Recorremos la vida y obra de Adrián Singarella, un camino lleno de hits. Seguro, alguno conocés.

El pibe —que había vivido en La Plata, donde disfrutó las mieles del Estudiantes campeón del mundo— brillaba en matemática y rasgaba la viola durante las tardes, bajo la atenta mirada de su padre, que tenía oído perfecto. Y, esa facilidad con los números, le permitió abrirse camino

en el ámbito laboral. Adrián Singarella saltó al yugo apenas a los 18 años.

Encaminado como bancario, la estabilidad económica le permitió hacerse de algunos equipos y, de vez en cuando, despuntaba el vicio presentándose en público para hacer covers de las bandas «madres» del rock nacional. Así las cosas, su derrotero lo llevó por el sur provincial y emprendió una gira por Córdoba. Ese día supo que al banco no volvería nunca más.

Tras algunos intentos de formar bandas en el agitado under rosarino, Singarella acompañaba los pasos de la Trova, mientras administraba una sala de ensayo, conocida como «La Cueva», y los lunes producía recitales en el anfiteatro municipal de Rosario. Adrián era músico profesional, autogestor y sonidista de rock. Pedazo de logro para el pibe que gritaba los goles de la Bruja Verón, mientras el «Pincha» conquistaba el mundo.

TS —¿Qué recordás de aquellos años en el under Rosarino?

AS —Era estar en contacto con el nacimiento de algo. Donde ibas había música y mucho rock. La Trova y su reconocimiento nacional, nos abrió la puerta a todos los que estábamos en el palo y nos permitió lograr cosas soñadas. Por ejemplo, con un sello discográfico, yo pude editar un disco («Adrián y la fábula»), y grabarlo en un estudio profesional, sin nada que envidiarle a nadie.

Los vaivenes económicos de los 80 fueron ajustando los bolsillos y Adrián, con una familia, tuvo que salir a “parar la olla”. Y allí, su tenacidad, su temple, lo devino en compositor de música publicitaria. Jingles y bandas eran su expertise.

TS —¿La música publicitaria fue tu ticket de entrada a los medios?

AS —Yo, con mi porta estudio Tascam, peregrinaba por las agencias de publicidad casi como haciendo jingles a domicilio. Siempre pienso en esos años de supervivencia, como los que me forjaron el carácter de estar en la búsqueda constante. La vida free lance tiene sus libertades pero uno debe ser responsable y cumplidor. Creo que me contrataban más por eso que por mi creatividad.

La ruleta giraba y el destino laboral de Adrián Singarella iba cambiando como las fichas en el paño. Rojo, negro, par e impar. En el lapso de algunos años Adrián trabajó en radio y en publicidad, hasta que la oportunidad en la pantalla chica llegó. Y con el programa infantil «La Barra del Tres», emitido por Canal 3 de Rosario, rompió récords de audiencia en la ciudad del sur provincial y así nacía su conexión con la tele.

TS —La Barra del Tres fue el comienzo de todo…

AS —Había probado otras cosas y otros formatos, inclusive en otros canales, pero ese programa rompió todos los esquemas y derribó los prejuicios que yo tenía sobre la televisión. Allí comprendí que se podía hacer tele de calidad con rating y popularidad.

Y así todo comenzó a fluir, y la televisión fue el medio para este hombre que aprovechaba todas las oportunidades para convertirlas en un éxito. El derrotero televisivo lo depositaría en la meca y, así, el niño de lentes que brillaba en matemáticas, se fue a jugar a la televisión de Buenos Aires.

TS —¿Cómo llegaste a Dibujuegos?

AS —Una marca de juguetes muy importante me contrató para hacer la música del programa de Manuel Wirtz. Primero entré como músico y después quedé como director artístico del programa. Fue una experiencia que me marcó a fuego. El éxito vino acompañado de muchas otras satisfacciones y del desarrollo personal. Nació mi primera hija, Layla, y mi carrera estaba encaminada con un programa que medía más (en rating) que toda la programación que el canal que lo emitía.

Lo bueno dura lo que tiene que durar y así fue que, por desavenencias entre la producción y la marca de juguetes, el programa se mudó de pantalla y continuó su rumbo. Lejos de cerrarse una puerta para Adrián, la empresa lúdica decidió realizar su propia señal televisiva para niñxs y lo convocó como su director artístico. Así nació «The Big Channel «, un ícono de las señales infantojuveniles de los 90, el canal donde convivían ALF, Martillo Hammer, el Chavo del Ocho y Jem and The Hollograms.

TS —¿Qué representa en tu vida profesional el Big Channel?

AS —Cartán, importadora de juguetes, necesitaba colocar sus productos en pantalla y así surgió la idea de crear una programación en torno de los juguetes. Es, por lejos, uno de los proyectos que más quise en mi carrera. La voz de la artística de la marca era la de de mi hija. Sin dudas, el proceso del montaje del canal y su puesta al aire, en un mundo totalmente analógico, fue una de las experiencias que me marcó para siempre. Se hacía todo artesanalmente, casi a mano te diría. Hacíamos las tortas de programación en casete y las llevábamos a los cables para su emisión. Eran días de edición y sufrimiento, cada torta era un parto, pero ver la creación terminada y al aire valía más que la pena.

Los medios, sus dueños, las consecuencias de la realidad económica de la época, los cambios en el consumo y las nuevas tendencias, hicieron que Singarella —ya sin barba ni pelo largo— dejara el Big y desembarcara en la gráfica, para dedicarse al marketing en el Diario La Capital. Nuevos desafíos para el pibe de la «Cueva» y nuevos hitos para su currículum.

TS —¿Los años en la gráfica fueron tus mejores años profesionales?

AS —Sin dudas que fueron años frenéticos, de muchos viajes y de experiencias que son irrepetibles. Pero yo siempre digo que el mejor proyecto es el que viene. Durante los años que estuve en gráfica participé del armado y la creación de más de 20 medios de comunicación en el interior del país. Trabajé en la revista El Gráfico, y asesoré a diarios en Uruguay y Chile. Además de ser gerente de marketing del Diario La Capital, fundé los diarios Uno de Entre Ríos y Santa Fe; instalé al Clasidomingo, como uno de los pocos libros de clasificados que salía solo, sin acompañamiento de un cuerpo principal, y que se vendía sin problemas. Lideré en cada ciudad, donde me tocó dirigir un medio, la venta por ejemplar y por pauta publicitaria. Me sienta muy bien trabajar en la gráfica, lo llevo en la sangre.

La montaña rusa Singarella siguió subiendo y bajando y, con la adrenalina al tope, llegó el momento de independizarse y fundar su propia productora. Adrián consideró que era tiempo de forjar su propio destino y comenzó a escribírselo con apertura de Bonus Track, generadora de contenidos para Canal 13 de Santa Fe.

TS —¿Qué es Bonus Track?

AS —Es mi sueño. Mi objetivo. El lugar donde pude trabajar de lo que mejor sé hacer, pero para mí. La empresa que me permitió radicarme en Santa Fe y que por un buen tiempo pueda trabajar hombro a hombro con mi hijo Eliel. Bonus es una empresa que hace programas de televisión en vivo los 365 días del año. Desde el 2011 a esta parte, ha puesto al aire programas como: Soy Deportes, Santa Fe Directo, Verano Juntos, Todo al 13, Tecno 13, Jugados y Parador En Red. Todos títulos de renombre y reconocimiento en la ciudad.

Con Verano Juntos, programa conducido por Juan M. Velázquez, Evangelina Batié y Pili Carlen, por ejemplo, rompimos la pantalla a través de Facebook. En su primera temporada el varieté reunió 25 mil likes en su fanpage, número inusual para la época, y finalizó con 80 mil en la 4ta temporada. Llegamos a ser más de 40 trabajando para hacer una hora de tv en vivo desde exteriores, fenómeno que no sucedía hacía tiempo en la ciudad.

TS —¿Santa Fe Directo comenzó recientemente su 7ma temporada, es un producto totalmente afianzado ya?

AS —Creo que desde que logramos, junto a Canal 13, llevar la puesta a las 7 de la mañana, el programa encontró definitivamente su lugar en la grilla y eso lo convirtió en el primer noticiero del día. La química lograda entre Gisela Vallone y Coqui Toum hace que sea agradable de ver y, el hecho de estar conectados con la gente a través de las redes, lo hacen un show despertador de alta calidad. No creo que haya otro producto igual en la región.

TS —Mencionaste «Parador en Red», ese sí que fue el hit del verano…

AS —Y lo va a seguir siendo todo el año. Tiene la pócima secreta de todos los éxitos, nació sin grandes expectativas y hoy, en tan solo media hora, recibe más de 1000 mensajes de los televidentes por día. La gente siente la conexión con el programa y participa del mismo. Es una dinámica que reúne las características de conectividad actual: Whatsapp, Facebook, Instagram y que pone ese contenido al aire. Es la suma de todos los dispositivos donde la gente posa su atención. Y creo que el nuevo horario, se emite de lunes a viernes de 14 a 14.30 por Canal 13 de Santa Fe, le sienta muy bien. Estamos sumando el público que nos siguió todo el verano a otra audiencia que nos descubrió y ya nos hizo suyos. La verdad es que Parador en Red es el ideal del feedback.

TS —¿Qué es lo que se viene para Adrián Singarella en 2018?

AS —Sinergia y diversificación. Buscar nuevos desafíos y llevarlos adelante junto a los mejores talentos de nuestra ciudad. Tener socios estratégicos, para que soñar y realizar sea más fácil. Eso sí, siempre hay que tener presente las palabras del gran Charly García: «La entrada es gratis, la salida… vemos».

 

Texto: Revista TODA

Nombre de sección: perfiles y personajes

Fotos: Pablo Aguirre

Maquillaje: Mariana Gerosa

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