Con más acción, humor y crítica social, División Palermo estrenó en Netflix su esperada segunda temporada, marcando el cierre de una de las ficciones más reconocidas y aclamadas de la televisión argentina reciente.
En esta entrega final, la Guardia Urbana debe enfrentarse a una ciudad sumida en el caos. Las mafias resurgen, la violencia se intensifica y una amenaza inédita se cierne sobre Buenos Aires. Bajo la producción de K&S Films y con Santiago Korovsky como creador, director y protagonista, la serie mantiene su identidad: una combinación de comedia negra, sátira política, humor absurdo y personajes entrañables.
El impacto de División Palermo fue inmediato. Su primera temporada no solo conquistó a la audiencia, sino que también obtuvo importantes reconocimientos:
- Premio Emmy Internacional a Mejor Comedia (edición 52°)
- Siete Premios Cóndor de Plata, incluyendo Mejor Serie de Comedia, Dirección, Guion Original y Actor Protagonista
- Premio Sur a Mejor Serie de Ficción
- Premio Platino a Mejor Actor de Serie
- Además, integró el Top 10 de Netflix Argentina durante cinco semanas, consolidando su éxito también en el plano internacional.
La segunda temporada ubica a la Guardia Urbana en plena campaña electoral. En medio del desborde urbano, los Servicios de Inteligencia reclutan a Felipe Rozenfeld (Korovsky) para infiltrarse en una organización criminal que opera desde un café de especialidad, Cuero Café. Se sospecha que Milton, interpretado por Juan Minujín, está involucrado en el tráfico de drogas.
La ciudad parece no estar preparada para enfrentar la nueva ola de violencia. Y la Guardia Urbana, mucho menos. Ese contraste entre la ineficacia del grupo y la gravedad del contexto vuelve a ser central en el relato.
El elenco original vuelve con Daniel Hendler, Pilar Gamboa, Martín Garabal, Charo López, Hernán Cuevas y Facundo Bogarín, junto a nuevos nombres de peso como Juan Minujín, Alejandra Flechner, Esteban Bigliardi, Inés Efron, Guillermo Arengo y Martín Piroyansky.
La diversidad de personajes sigue siendo uno de los ejes distintivos de la serie. Integran la Guardia Urbana:
Felipe Rozenfeld, judío confundido por su “discapacidad”
Sofía, en silla de ruedas (Pilar Gamboa)
Edgardo, ciego (Facundo Bogarín)
Johnny, de baja estatura (Hernán Cuevas)
Mario, inmigrante boliviano (Renato Condori Sangalli)
Un hombre con sobrepeso (Jonathan Jairo Nugnes)
La hija trans del jefe de policía (Valeria Licciardi)
Miguel, su psicólogo y jefe, sin un brazo (Daniel Hendler)
Esta temporada suma también a un joven con Síndrome de Down y una joven dentro del espectro autista, ampliando la representación y la complejidad de los vínculos dentro del grupo. Los policías “reales”, Esteban (Garabal) y Palo (Charo López), continúan acompañando desde su visión particular del deber.
La temporada introduce nuevas subtramas y personajes episódicos, interpretados por Martín Piroyansky, Germán de Silva, Inés Efron y Esteban Bigliardi, este último encarnando a un candidato que compite por la jefatura de gobierno contra la ministra de Seguridad.
Los capítulos, de poco más de veinte minutos cada uno, refuerzan el ritmo ágil y la variedad de situaciones, mezclando lo absurdo con lo político y lo cotidiano con lo delirante.
Dirigida por Santiago Korovsky y Rafael López Saubidet, con guion de Martina López Robol, Andrés Pascaner, Martín Garabal e Ignacio Sánchez Mestre, la serie se sostiene en una mirada coral y profundamente argentina. La producción general está a cargo de Hugo Sigman, Matías Mosteirín y Leticia Cristi, con producción ejecutiva de Nicolás Goldar Parodi, Analía Castro y Diego Copello.
Ambientada en una Buenos Aires reconocible pero desbordada, División Palermo utiliza la parodia para poner en evidencia las contradicciones sociales e institucionales, logrando que la comedia funcione también como espejo crítico de la realidad.
Con esta segunda y última temporada, la historia de la Guardia Urbana llega a su fin. Una despedida cargada de acción, absurdo y humanidad, donde este grupo de inadaptados enfrentará su desafío más grande en una ciudad que nunca deja de sorprender.